Es ella quien me hace pensar en lo que ocurre pasada la calenda de Fieles Difuntos, en el barrio de La China -calle Díaz Ordaz esquina con Zaragoza- del Centro de Oaxaca. En la noche del domingo la banda de música hizo bailar frente a la mezcalería CUISH a los muertos con el mezcal, al ataúd con marmotas y faroles, a la basura con la conversación.
Sabemos cómo se hizo la vida, y también cómo se hicieron el Quijote y el automóvil”, dijo el crítico ruso Viktor Sklovski en carta enviada en 1922 a Roman Jakobson[1], consciente del recurso retórico, recurro a la crítica del arte para decir la experiencia que reúne opuestos, en esta Oaxaca de la gentrificación (proceso de transformación de un espacio urbano deteriorado). Y tomo como forma literaria la conversación.
Domingo. Calle Zaragoza, 24:00 hrsoras, habla Graun, maestro, estudiante de doctorado para Historia del Arte por la UNAM, graffitero.
– ¿Cómo sacar a la academia de los espacios asépticos de la investigación?
– La academia, al acercarse a investigar cientos de temas como la vulnerabilidad económica o la artística lo hace -en algunas ocasiones- desde un pedestal, pareciera que sólo buscamos realizar visiones que se acomoden a la teoría o al punto de vista de ciertos personajes, sin actualizar o sin ensuciarse la mano.
Graun llegó a la ciudad el sábado con el objeto de realizar una pinta en Xoxo; acompañado por alumnos de la UABJO que solicitaron muros, se dio gusto entre soles y colores. El domingo por la noche cayó a la calenda:
– Lo interesante sería ir contra el sistema dentro del sistema, acercándose a las personas, invitándolas a participar y que se sientan partícipes -dentro- de la propia investigación. Lo que yo hago no es solamente trabajo de campo, también busco la forma en que la gente participe para que se abran y digan lo que realmente viven. Es un momento en que puedes llevar la academia a la calle, recoges y dejas el sentimiento de la participación.
En clase de Crítica y Curaduría, con la profesora Marisol Osorio, Graun participó vía Zoom; en aquella ocasión, compartió la forma en que observa su propia actividad: Hay que pensar el graffiti como lo que es, graffiti, no exotizarlo. Pensar de a pie, de la calle para la calle. El graffiti en sí mismo es una institución; graffiti y gentrificación, no hay problema. El espacio ocurre, a veces, dentro de un “tiro de líneas” (competencia).
El domingo tuvo noche tranquila, pasada la calenda:
– Siempre he optado por la generación de espacios donde la gente pueda participar. como lo es el Congreso de Estéticas de la Calle, donde invitamos a que participen con ponencias vivenciales. Porque al final del día considerar que uno expresa lo que ellos viven es perder la estética de la vida. Hay que ver que existen posiciones filosóficas o propias visiones “teóricas”, vistas desde la calle.
Calle Zaragoza, las bolsas de basura permanecían en alerta, bajo la luz.
– El producir calle no se da solamente desde los conceptos, sino desde el día a día, la vivencia -dijo Graun.
A esa hora la luz mercurial que caía sobre Zaragoza iluminó -como en una puesta- la botella de Coca Cola que, a medio consumir, hacía extraño equilibrio sobre el marco de la ventana. Avanzamos unos metros, pudimos ver que en la abandonada banqueta las horas de espera habían desgastado el piso hasta hacerlo lustroso.
– Y también adentrarnos a sus sentires, sin encuadrar a la gente en enfoques ni clichés. Hay que generar conocimiento desde el contexto. Las microhistorias son las que generan el conocimiento; entiendo que hay muchos conocimientos, no hay uno como meta al que se deba llegar.
Al final de la calle nos esperaba el muro de la iglesia de San Francisco, donde las negras bolsas de basura tenían su nido a pocos pasos del zócalo.
– De las horas que llevas en Oaxaca, ¿tienes un comentario?
– Al llegar, lo primero que tuve como impresión es la parte turística, la dinámica muy comercializada. A manera de gráfica pude encontrar, desafortunadamente, que todo se ha concentrado en las galerías; digo desafortunadamente, pero es un hecho que sirve a los artistas. En cuestión de trabajo no podemos decir que la forma de vivir de alguien, de ganarse la comida sea malo. Pero noto que se encuentra encerrado, cuando Oaxaca nos ha enseñado muchísimo arte.
Es interesante observar ciertos tipos de contrastes, muchos europeos y personas que calzan huaraches; la gente, muy amable. Me dejan entender que se trata de Méxicos distintos, el centro de Oaxaca es un México distinto a lo que es Xoxo, que es otro México.
De regreso a CUISH
Volvimos sin contratiempos. Graun dice: “Juventud divino tesoro. Que no se pierda el ímpetu de conocimiento, a los estudiantes con los me que tocó convivir en esta visita no los veo tradicionalistas. Pude platicar con ellos sobre sus inquietudes de investigación, llamó mi atención que no se han centrado como en la parte clásica de la historia del arte; tienen esa chispa, les hace falta la parte teórica, pero es un proceso”.
Había música, se podía palpar una amistad que se extiende entre mezcales. Así pues, la noche de la calenda en el barrio de La China había puesto la conversación y las personas el tiempo. A esa hora de la madrugada ella se había retirado a descansar, pero sus palabras como forma de la música seguían resonando en mi cabeza.
Graun dijo:
-Me resulta gratificante que los estudiantes también registren como expresión del arte los posters, la parte destacada de la estética que aporta Oaxaca a este país; me resulta singular, porque nos dice de una visión de este ahorita que está viviendo Oaxaca.
Me llama la atención, hablando de espacios acartonados y no acartonados (calenda, barrio tradicional, mezcal) que se utilice como medio la fiesta, la parte tradicional como el modo de introducción a cierto de pensamiento; el pensamiento crítico. A esta hora podría decir que he conocido tres Oaxacas, me gustaría conocer más de estos espacios de resistencia convertidos en nódulos que concentren y que ahí sea un medio, un canal para una ramificación, una diáspora.
Había pasado ya la premiación de los disfraces; a esa hora los alumnos de historia del arte de la UABJO bailaban cumbia.
[1] Citado por Carlo Ginzburg al inicio de su ensayo “Extrañamiento, prehistoria de un procedimiento literario” en Ojazos de madera, Península, 1998.