A las tres en punto saludó el uniforme azul
detrás de la garita.
JUAN CARLOS ONETTI/El astillero
La poesía establece un procedimiento para traducir la percepción sensible del individuo a sonidos específicos (conjuntos estables de lenguaje que derivan del choque de opuestos). La realidad sólo ocurre en el lenguaje, fuera de él no tiene cabida. T. S. Eliot dice que los niños de 0 a 14 años cuentan con la sensibilidad requerida para ser poetas, pero que con los años la pierden; el poeta encuentra el procedimiento para elaborar objetos del lenguaje que traigan de vuelta la percepción perdida, aquello escuchado y perdido; guardo imágenes de mi infancia, escucho hablar a mis padres. Hablan una lengua que desconozco, el zapoteco; amo a mis padres, en la imagen que conservo de ellos me pregunto por qué me negaban sus palabras; busco sus palabras. Cuando escribo en español trabajo con el procedimiento que recoge las palabras escuchadas y no comprendidas, como las que hablaron mis padres en la casa del barrio Santa María, en Tehuantepec.
I
Decálogo del ausente (once):
1.- Desea siempre a la mujer que lee sobre tu hombro, ella conoce lo que haces.
2.- Que no te angustie desconocer la hora del día, madrugada, tarde en que has de morir; cualquier tarde será buena para fijar tus ojos en la mujer que amas.
3.- Antepón el camino de los paños menores, en ellos está la ruta de tu búsqueda.
4.- El poeta lee su propia escritura con la yema de sus dedos.
5.- El poeta sabe de su escritura con la punta de su lengua.
6.- El poeta, perro solo, necesita amparo.
7.- El poeta levanta su casa en el viento.
8.- Aprende a ubicar por tus oídos a la mujer que amas; entre la multitud de voces está tu práctica.
9.- El cielo del poeta está en la dicha de su amada.
10.- Los poetas no interpretan, interpretan los ladrones; los poetas siguen el sonido que viene del cielo o el infierno.
11- Cultiva el deseo por la mujer de cabellos largos; ama a la mujer de cabellera corta.
II
Ojalá existieran ladrones de poemas. La poesía es de todos. La gente quiere robar dinero, mujeres, pantaletas, maridos. Relojes, bolígrafos, orejas, anillos, perros. Autos, novias, Herencias. Propiedades. Gobiernos, una playa del Pacífico, piedras preciosas, helicópteros. La gente roba toallas higiénicas, bicicletas. Perros, teléfonos, identidades. Ojalá existieran ladrones de poemas, podría acudir a la agencia del ministerio público a presentar mi demanda, a tramitar mi amparo judicial.
III
El humo del cigarro entre los labios dice de tu pueblo, tus recuerdos; vine a escribir sobre el exterminio, lo que tengo perdido sin remedio. El mediodía de amores, la experiencia amorosa termina en el plato de caldo caliente de camarones; en la infancia ella miró comer caldo de camarones a su padre. Un plato de caldo caliente de camarones; los padres hacen cosas feas con sus hijos, les dejan recuerdos imborrables que los regresan al pueblo de origen; ya de mayor, la mujer no alcanza a decidir dónde comer camarones.
IV
El término de artificio fue incorporado al debate literario por los formalistas rusos para designar el objeto de estudio específico de la Ciencia literaria, por oposición al concepto de “material”. Por “material”, los formalistas rusos entienden todo aquello que está antes y después de la obra literaria, y le sirve al autor, junto con los artificios, para crear su obra. Esto es: la lengua, los recursos literarios de las tradiciones anteriores, la vida y experiencias personales del escritor, las ideas y principios filosóficos, las cuestiones sociales de una época, etc. Ahora bien, todo este material es conjuntado por los artificios literarios una vez que el autor empieza a escribir su obra, ya que la literatura posee un tipo de leyes que le son propias y que determinan la selección de dicho material, así como su disposición y organización en la obra literaria. (Diccionario Español de Términos Literarios Internacionales).
V
Sobre la mesa, sobre el blanco mantel las cucharas; la empuñadura de plata reclama almas, penas.
VI
La luz de la ventana atraviesa tu axila, carga hasta mí tus olores.
VII
La mensajería de dinero resulta buen sitio para buscar el poema; contemplar la dicha de otros será el principio de la escritura. Uno puede ser empleado de la Western Union, escribir cosas profundas sobre el amor, las ciudades o el alma que transmigra entre callejones poblados por gatos y ebrios; contar dinero ajeno otorga poder a las almas.
VIII
Regreso a casa, hastío en las vértebras, el alma; me despojo de la mochila, encuentro la nota escrita en el papel que trae la dirección de un edificio público, una oficina pública, un funcionario público. “La poesía es un viaje de regreso; el viaje de regreso a nuestro corazón” (A Lumbre).