Aunque las pasiones mediáticas de dos contendientes atizan un pleito arreglado y una arbitra-florero de futbol femenino quiere referear una pelea de kick boxing, en el fondo la crisis Salgado Macedonio-Córdova Vianello esconde cuando menos tres escenarios clave:
1.- La designación del próximo consejero presidente del INE en abril del 2023 por la terminación del periodo de nueve años de Córdova Vianello para las elecciones presidenciales de 2024 que enfrentarán la continuidad o descarrilamiento transexenal de Morena en la presidencia de la república.
2.- Como las designaciones de consejeros se dan en Cámara de diputados, Morena quiere mantener las dos mayorías clave: la absoluta de 51% y la calificada de 67%. A ello se agrega la posibilidad de entre ocho y diez gubernaturas en disputa de las quince en este año. La estridencia de Salgado está distrayendo al INE de la vigilancia de las elecciones legislativas.
3.- A partir de estas dos variables, la tercera es el candado: usar la mayoría morenista en la Cámara para reformar el INE que fue inventado por el presidente Salinas de Gortari en 1990 para crear un equilibrio con consejeros ciudadanos aliados al régimen priísta y consolidado por el presidente Zedillo en 1996 para entregarle la designación de los consejeros que deben arbitrar las elecciones a uno de los contendientes: los partidos, con el mayoritario –PRI, PAN y ahora Morena– como determinantes. En medio se encuentra el hecho de que Salinas y Zedillo se apoyaron en el grupo Nexos de Héctor Aguilar Camín –José Woldenberg y Córdova Vianello– para conseguir los cuadros ideológicos y propagandísticos del IFE-INE funcionales al régimen priísta con el PRI y con el PAN.
Los estrategas de la reforma morenista del INE encontraron en Córdova Vianello a una figura ideal para sumir al INE en el debate público estridente. Córdova viene del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, un think tank del régimen jurídico-ideológico del PRI. Mientras más rezongue Córdova contra Salgado o mientras más se auto asuma como el defensor de la democracia salinista-zedillista de 1988-2000, en ese mismo ritmo el INE terminará de agotar su credibilidad.
El problema no radica en las dos decisiones puntuales y legales del INE: el retiro de candidaturas y la disminución de la sobrerrepresentación. La crisis se localiza en el hecho de que Córdova Vianello se quiere asumir como el símbolo de una democracia que se ha ido construyendo desde otras trincheras: la oposición ideológica real, por encima de Salinas y Zedillo, contra el PRIANREDE y sobre todo contra sus personeros intelectuales anexados. Córdova está defendiendo el régimen de una transición pervertida por Salinas y Zedillo.
Al INE lo está pervirtiendo el exhibicionismo de Córdova Vianello y la sobreexposición tuitera tipo Trump del consejero Ciro Murayama. Cuando una decisión política se tiene que defender a golpes y se debe llevar a cualquier cuadrilátero, entonces esa decisión carece de consenso y fuerza. La reglamentitis del INE de Córdova a llegado a afectar la libertad de expresión y de prensa y ha logrado cincelar un consejero presidente como un personero del autoritarismo democrático que deviene, en automático, en una autocracia institucional.
Córdova Vianello confunde autoridad moral con reglamentos autoritarios y se asume como el representante de la Liga de la Justicia, aunque quede sólo en un mero personaje infantil de Los Increíbles. El consejero presidente del INE quiere ganarle a Salgado por la mera fuerza del poder institucional de las decisiones del INE, sin explayar las razones legales de los procedimientos del Instituto en materia de candidaturas.
Del lado contrario, Morena está aprovechando el impulso de la crisis Salgado-Córdova Vianello para desacreditar al INE, meterlo en el debate de campañas para ganar votos a favor del partido que reformaría al órgano electoral parcial, preparar el camino para la reforma de 2023 y acumular fuerza legal en curules para la designación del próximo consejero presidente. En este escenario, la oposición PRI-PAN-PRD-Nexos ha carecido de fuerza, sensibilidad y habilidad para explicar los contenidos detrás del pleito callejero a navajazos entre Salgado y Córdova.
Las luchas en la política mexicana han sido siempre de estrategias, no batallones.
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Política para dummies: Las verdaderas guerras de la política se dan fuera del campo de batalla.
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