ERNESTO REYES
Díganme ustedes si no es justificada la furia que miles de personas sienten por las injusticias que recorren el mundo. Lo vemos en varias ciudades de la Unión Americana, donde a raíz del asesinato del afroestadounidense George Floyd, a manos de policías blancos de la ciudad de Minneapolis, se ha levantado una ola de indignación contra el racismo y la brutalidad policial, lo que está llevando a una peligrosa crisis de gobierno a un presidente conservador y racista que para acallar las protestas amenaza con tomar medidas draconianas utilizando incluso al Ejército.
Trump quiere exacerbar las tensiones y atraer mayor respaldo de los conservadores y supremacistas que lo llevaron a la Casa Blanca y ganar la reelección, en noviembre, si el pueblo de la nación vecina no se ha convencido de lo equivocado de mantenerlo en el cargo. El sueño americano está agotado; se requieren nuevas relaciones entre la ciudadanía con sus gobernantes, y por eso hay furia.
El jueves mismo en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, sede de los poderes donde despacha Enrique Alfaro, resultado del hartazgo ciudadano contra la impunidad, hubo marchas y manifestaciones, por momentos furiosas y violentas, para exigir justicia por la muerte de Alejandro Giovanni López, presuntamente asesinado hace un mes por el “delito” de no usar cubrebocas, mientras era detenido por policías municipales de Ixtlahuacán.
En lugar de haber hecho justicia, a tiempo, 30 días después Alfaro anuncia tres detenciones, una vez que el centro de la capital tapatía y el palacio de gobierno fue escenario de la furia ciudadana. En el colmo de su cinismo acusa, sin respaldar sus dichos, al presidente AMLO de pretender derrocarlo, como si sus fallas en la gobernabilidad y su soberbia y negativa para enfrentar, conjuntamente con la Federación, la pandemia, no fueran la pala que está cavando su tumba política. Vaya cinismo.
En Oaxaca, mientras tanto, algunos sectores celebran leyes avanzadas para castigar a quienes ejerzan violencia política contra una mujer en un proceso electoral. Al mismo tiempo, organizaciones feministas no se cansan de denunciar la sospechosa lentitud con que el aparato de justicia estatal sigue el proceso de investigación del crimen cometido en contra de la foto- reportera María del Sol Cruz Jarquín, hace dos años en Juchitán de Zaragoza, mientras cubría un encargo destinado a favorecer al PRI.
Decenas de mujeres inundaron las redes sociales, apoyadas en documentos y llamamientos a hacer justicia de varias personalidades del mundo, en solidaridad con la familia que encabeza la periodista Soledad Jarquín. Es posible que dicho reclamo se quede sin respuesta mucho tiempo porque, aunque hay detenidos, no habrá justicia plena mientras un gobierno del PRI no se decida a castigar a sus correligionarios. Una muestra es la destrucción de un anuncio espectacular que habían colocado, los familiares de María del Sol, para hacer más visible el coraje a seguir tolerando la impunidad.
En un acto tardío, aunque esperemos tenga éxito si la ciudadanía misma se protege, el gobernador Murat convocó a todos quienes vivimos en los valles centrales, particularmente en Oaxaca de Juárez, a permanecer en casa, con el fin de no seguir elevando la curva de mortalidad en que ya destaca esta zona.
No se sabe cuál será la reacción de los poderosos intereses comerciales y de otros grupos ante una medida que retarda, sin duda, el ingreso a la nueva normalidad de las comunidades oaxaqueñas cercanas a la fuente de transmisión del virus. Es probable que miles de ciudadanos estén poseídos de furia, si se revela inequidad en la medida, pero expresar su descontento, mediante acciones directas, dañaría la convivencia pacífica que se requiere, en estos momentos, aunque sea a metro y medio de distancia. Hagamos un último esfuerzo a ver si es posible aplanar la larga curva epidémica.
Sin embargo, hay quienes pudieran pensar que existe una injusticia cuando hay gente pobre que sale a buscar sustento para su hogar, a pesar de poner en riesgo su vida, mientras existen familias de servidores públicos, con el sueldo seguro, resguardadas con empleados, guardias, médicos, vehículos, alimentos y todas las comodidades de un confinamiento seguro. Quien no crea lo que estoy diciendo, pregunte en San Sebastián Etla. ¡Así quién no se queda en casa!
@ernestoreyes14