Fotografía: CUARTOSCURO
El arresto preventivo de Rosario Robles Berlanga por dudas sobre su residencia pudo haber dejado una pista del cariz político de su encarcelamiento: si hubiera tenido una dirección clara y no una nueva, su proceso se desahogaría en libertad. Pero por cambio de domicilio fue enviada a la prisión de mujeres en Santa Martha Acatitla por riesgo de fuga.
El gobierno lopezobradorista y las autoridades de la fiscalía tendrá que dejar muy claro el proceso penal, porque existen riesgos de que la acusación se desinfle, cuando menos la de los 5 mil millones de pesos, cuando en los hechos la llamada estafa maestra estaría sobre más de 10 mil millones de pesos y una red de complicidades que involucraría al presidente de la república, a más de diez dependencias federales, a casi diez universidades públicas, a más de 150 empresas reales y fantasmas y a una centena de funcionarios públicos.
La trama de la estafa maestra está más o menos clara: asignaciones de contratos y regreso de dinero a cuentas especiales. Lo que tiene que aclararse es el para qué; y ahí no hay más que dos posibilidades: para apropiación privada de esos fondos por parte de un pequeño grupo de funcionarios y el propio presidente Enrique Peña Nieto o para apropiación política para un fondo especial destinado a los gastos de la campaña presidencial del candidato priísta José Antonio Meade Kuribreña, presuntamente involucrado en el esquema de corrupción como secretario de Desarrollo Social de agosto de 2015 a septiembre de 2016, sucesor de Robles es ese cargo y desde entonces perfilado ya como precandidato presidencial del grupo Peña Nieto-Luis Videgaray Caso.
La primera denuncia de la trama de corrupción en las oficinas de Robles partió de la sociedad civil: el grupo Mexicanos Unidos contra la Corrupción y la Impunidad y el sitio web Animal Político y retomados por la Auditoría Superior de la Federación, pero antes otros medios acumularon más referencias al fraude: Huffington Post México, Newsweek, Excelsior, Proceso y otros.
La trama fue revelada en el análisis de la Cuenta Pública de 2013 que presentó la Auditoría Superior de la Federación de Juan Manuel Portal en febrero de 2015. Los primeros avisos llegaron en abril del 2013 cuando el PAN acusó a Robles de desvío de dinero en Veracruz, en complicidad con el gobernador Javier Duarte, para capitalizar las campañas del PRI. Ahí pronuncio el presidente Peña Nieto sus palabras que bien podrían ser el epitafio político de la ex secretaria de Desarrollo Social encarcelada ayer:
“Rosario no te preocupes, hay que aguantar porque han empezado las críticas, las descalificaciones”.
Las investigaciones de la Auditoría Superior fueron continuadas por medios y las presiones sobre Robles arreciaron; en agosto del 2015, siete meses después de que la Auditoría destapó la cloaca de desvío de dinero a través de universidades públicas, el presidente Peña la desplazó de la Sedeso a la Secretaría de Desarrollo Agropecuario, con quejas, por cierto, de la propia Rosario porque su agenda política estaba enfocada a un posicionamiento en el ánimo de Peña Nieto para considerarle precandidata a la presidencia.
El sucesor de Rosario en Sedeso, Meade, fue en los años 2013-2015 secretario de Relaciones Exteriores, pero al llegar a Sedeso no investigó los desvíos, se dedicó a taparlos.
Las dos partes más importantes de la estafa maestra forman parte de la carpeta de investigación: la responsabilidad de los rectores de las universidades públicas que aceptaron triangular el dinero cobrando una comisión que no se sabe si ingresaron a las casas de estudio o también se perdieron en empresas privadas y el destino del dinero obtenido con la trama.
El fraude se hizo en Sedeso y la parte que sigue es el deslindamiento de responsabilidades del entonces presidente Peña Nieto, de sus secretarios de Hacienda Luis Videgaray Caso y Meade y de Meade como secretario de Desarrollo social después de Rosario y la investigación si el acta de entrega-recepción en Sedeso en agosto del 2015 se incluyó –y cómo, con qué lenguaje– la investigación de la Auditoría sobre la estafa maestra. El asunto ventilado por un reporte oficial de la Auditoría Superior no es para informarse por la red presidencial, como ella dijo al juez.
La clave de la estafa maestra no está en Rosario, una mera operadora del dinero, sino en quienes se quedaron con esos recursos y a dónde se llevaron. Es decir, Peña y Meade.
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Seguridad… insegura. La crisis en el aparato de seguridad pública del gobierno de Ciudad de México ha llevado a la regenta Claudia Sheinbaum a una situación insostenible para la cual no tiene respuestas. La balacera de mafias internacionales en Plaza Artz, el aumento en la violencia delincuencial en la capital y el caso de policías violadores reventó protestas violentas que, reales o armadas, de todos modos potenciaron el colapso de la policía preventiva y rebasaron a su inexperto jefe de seguridad Jesús Horta. Lo malo de la regenta radica en que las decisiones del GDF se toman contra esquina de su oficina.
Política para dummies: La política es el arte de la fuga.
@carlosramirezh