MABETH AQUINO
OAXACA, Oax. (sucedióenoaxaca.com).- Brindar otra mirada de la Guelaguetza para que retorne a la esencia que le dio origen, es parte de la idea que impulsó al fotógrafo y cinematógrafo Mauricio Novelo, a realizar una serie de retratos de la representación de esta fiesta en 2018 en San Antonino Castillo Velasco, municipio que se ubica a 30 minutos de la capital oaxaqueña, suficientemente lejos para no contaminarse del bullicio turístico exorbitante que en estos días de la llamada máxima fiesta de los oaxaqueños, es cuando menos se refleja la verdadera verbena que sólo puede disfrutarse en las comunidades.
“Me interesó generar algo diferente, una Guelaguetza más cercana a las raíces y de una forma muy auténtica. Siento que ahora la Guelaguetza es mucho más mercado que identidad. En San Antonino la forma en que conviven los danzantes con los asistentes es una verdadera fiesta y me pareció algo muy original que merecía ser registrado”, apuntó Mauricio Novelo, nacido en la Ciudad de México, pero quien ha recorrido gran parte del territorio oaxaqueño acompañado de su cámara.
Si bien no está en contra de la señalada Guelaguetza oficial, organizada por el gobierno del estado, comenta que es importante guardar un equilibrio y reconocer las otras expresiones que se dan en las comunidades, desde la vivencia con los danzantes y no como espectador.
“Una Guelaguetza oficial que es una vorágine del mercado. Oaxaca se vuelve loco durante estas dos semanas donde lo importante es vender, me parece que es importante que no todo sea eso, que se recuerde la esencia de esta fiesta”, comentó.
Esta fue parte de su visión durante su proyecto fotográfico, pues así fue como experimentó la convivencia con los danzantes que a su vez conviven entre sí, su intercambio de danzas y la fiesta que ellos organizan antes de presentarse ante el público. Como lo señala Mauricio Novelo, “una mezcla auténtica de Oaxaca, que no veo en las Guelaguetzas grandes”.
Y de esa percepción parte el trabajo que expone en sus piezas análogas de 35 milímetros, bajo el nombre “Guelaguetza”, en los muros de Mezquite Gastronomía y Destilado, con el apoyo de Koch el Mezcal de Oaxaca, marca que se ocupa en promover la cultura local desde diversas expresiones.
Para Novelo, la elección de la fotografía análoga es porque, a diferencia de la digital, le permite encontrar todo lo que guarda la imagen de artístico, de memoria, e incluso de espiritual, a la par que hace posible la reflexión, ya que al no ser inmediata e instantánea, abre el camino a pensar cada click, a analizar la luz y el momento que se vive para ser retratado.
“Oaxaca es un lugar donde la fotografía como arte ha tenido una tradición muy importante, tenemos el Centro Fotográfico Manual Álvarez Bravo que ha formado una escuela importante de fotografía y me parece necesario continuar con esa tradición”, expuso Mauricio Novelo.
Para él, en cada proyecto, en cada fotografía, deja algo, pero también construye, pues en su opinión, todas las personas que hacen arte buscan revelar quiénes son a partir de lo que crean y, a la par, van creándose a sí mismos, de manera especial en los fotógrafos, cuyo trabajo expresa la manera en cómo visualizan el mundo.
“Más que generar fotografías espectaculares o impactantes, que es algo que la gente más joven busca, que es un trabajo del mercado, lo importante en la fotografía es la mirada; cómo puedes ver que se construye y se sostiene la mirada de un fotógrafo, que es su sustancia, lo que tú puedas ver, más allá que si gusta o no, es si todas las fotografías en su conjunto nos revela una mirada fuerte, profunda y que sostenga la existencia de la cultura o del mundo interior, de aquello con lo que el fotógrafo busca dialogar”, señaló el también cinematógrafo.
Durante un mes de esta exposición, la vista puede deleitarse acompañada de un buen mezcal Koch en Mezquite, ubicado en García Vigil 601, y para quienes terminen atrapados por la mirada de Mauricio Novelo, pueden adquirir su fotografía favorita.
Novelo ha realizado trabajos de fotografía que se han presentado alrededor del mundo. Fue director de fotografía en la cinta Oso polar (2017), que ganó el premio a la Mejor película en el Festival de CIne de Morelia de 2017, y tiene un segundo documental como director titulado El lugar de las tres cascadas: Pequeñas historias de Hiroshima (2018).