OAXACA, Oax. (sucedióenoaxaca.com).- Como diría Pablo Neruda en su poema “No tan alto”, en Oaxaca “Sin duda todo está muy bien, todo está muy mal, sin duda”.
El sábado 01 de junio, al filo de la una de la tarde, la periodista Soledad Jarquín clamaba justicia en la Fiscalía General del Estado para su hija María del Sol Cruz Jarquín, asesinada el 02 de junio de 2018 en Juchitán.
A esa misma hora, en el Claustro del Centro Cultural San Pablo, un grupo de poetas compuesto por Héctor Carreto, Armando González Torres, Hernán Bravo Varela, Jorge Esquinca, Julio Ramírez, y el narrador Ignacio Trejo Fuentes, dedicaban loas a uno de sus grandes maestros, el traductor, ensayista y poeta Guillermo Fernández, cuyo crimen tampoco ha sido aclarado a siete años de distancia.
La exigencia de justicia de parte de la madre de María del Sol reunió el sábado en una marcha fúnebre a periodistas, feministas, defensores de derechos humanos y ciudadanos solidarios, que caminaron con vestimenta obscura por el centro histórico de esta ciudad.
La consternación y el dolor de los hermanos e hijos literarios de Guillermo Fernández, el traductor de Dante Aligheri y Boccaccio, Cesare Pavese, Italo Calvino, Leonardo Sciascia y Pier Paolo Passolini, entre otros italianos, no ha sido suficiente para empujar las indagatorias de su homicidio, porque no son sus familiares sanguíneos.
Tan solo un sobrino del poeta Fernández es quien acude cuando ha es requerido para alguna diligencia judicial, explicó el poeta Jorge Esquinca, uno de los amigos más cercanos del autor nacido en 1934 en Guadalajara, Jalisco, y asesinado el 31 de marzo de 2012 en la ciudad de Toluca.
En el caso de la joven María del Sol, la justicia ha sido obstaculizada por intereses políticos, económicos; por incompetencia, falta de voluntad y corrupción, según ha expresado su madre.
En torno al homicidio del poeta, la justicia mantiene el caso en el olvido, señaló Jorge Esquinca: su casa y sus pertenencias, incluida su computadora, donde se encuentran sus escritos inéditos, están clausurados; nadie puede acceder y mucho menos extraer material alguno. El estilo solitario del escritor ha dificultado el esclarecimiento de su muerte.
El nombre de la joven María del Sol Cruz Jarquín permanece en el recuerdo de su familia y amistades, y en la lista de feminicidios que coloca a Oaxaca en los primeros lugares.
El de Guillermo Fernández continuará en miles de portadas de libros y en la historia cultural de Oaxaca que dedicó un homenaje a su memoria en un modesto encuentro literario denominado “Hacedores de Palabras”, ante un reducido círculo de lectores.
Dos muertes violentas que dan nombre y apellido a la impunidad del 90 por ciento que según cifras oficiales campea en este país.