De no ser por la aplicación estricta de la política económica neoliberal tipo salinista, el saldo económico de los primeros cinco meses de gobierno sería negativo. Pero el mensaje de largo plazo radica en las evidencias de que el nuevo gobierno lopezobradorista carece de una alternativa al neoliberalismo hoy regenteado por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
La argumentación oficial hizo énfasis en las cifras finales, sin atender a los cotos sociales:
1.- “Está controlada la inflación”. Pero se ha logrado desde el enfoque monetarista del neoliberalismo de caracterizar a la inflación como un fenómeno monetario de dinero circulante. El problema es que controlar la inflación por el lado de la demanda lleva a un costo social fuerte: bajar el PIB, disminuir programas sociales y controlar los salarios. El repunte de la inflación en abril repercutió el alza en el salario mínimo y las entregas directas de dinero en efectivo a sectores sociales, ambas con indecencia en la demanda.
2.- “Ha aumentado la recaudación de impuestos”. En los cinco meses de gobierno el Sistema de administración Tributaria (SAT) ha amenazado con perseguir evasores y ha comenzado a disminuir el regreso de impuestos pagados, además de que tiene una lista de empresas y empresarios que antes practicaban la evasión tolerada por el gobierno. Además, todo inicio de gobierno registra un incremento en la recaudación por los temores de los causantes.
3.- “El peso se está fortaleciendo”. La política de tipo de cambio se define en función del modelo neoliberal y monetarista de control de la inflación. Esta estrategia fue la que se aplicó en México de 1954 a 1970: controlar la inflación mexicana vis a vis la inflación en los EE. UU. porque un aumento de precios en México frente al dólar libre lleva a devaluaciones. El desarrollo estabilizador controló la inflación para mantener el tipo de cambio fijo, libre y bajo, pero con efectos sociales altos: el país abandonó a importantes sectores bajos y rurales y aumentó la desigualdad social. El peso fuerte vía control de la inflación es el indicio de una estrategia de empobrecimiento social.
4.- Y aunque no se dijo, hay un cuarto indicador: el sostenimiento de un déficit presupuestal aceptable de alrededor de 2%, toda vez que tasas arriba de 5% llevan a aumento de la inflación por el gasto público sin apoyo en los ingresos y en función de mayor impresión de dinero. El periodo 1970-1988 tuvo un déficit presupuestal promedio anual de 9.5% y provocó las más altas inflaciones de la historia. Pero mantener el déficit a 2% obliga a un control a la baja del gasto sobre todo social.
En este contexto, las buenas noticias macroeconómicas se deben a las malas noticias microeconómicas y sociales. El presidente López Obrador ha sido especialmente crítico con el pensamiento económico neoliberal, pero se ha comprometido a mantener la ortodoxia de la estabilidad macroeconómica que consiste en inflación de alrededor de 3.5%. En cambio, nada existe en el ambiente del gabinete económico que deje entrever siquiera la mínima posibilidad de presentar una política económica alternativa al neoliberalismo.
El modelo neoliberal de estabilidad macroeconómica se ha aplicado en México desde 1983 en base a los convenios anuales estabilizadores con el FMI. El pensamiento económico oficial no ha querido hacer un esfuerzo de reflexión para crear una nueva teoría de la inflación diferente a la del FMI. El único intento ocurrió en 1956 con dos ensayos publicados por el economista mexicano Juan F. Noyola señalando que la inflación era producto de la estructura productiva –el enfoque estructuralista— y no de la demanda, pero sin que hubiera podido imponerse siquiera como desafío académico.
Por lo tanto, la política económica mexicana va requetebién porque no se ha salido del corral del pensamiento económico neoliberal. Si el saldo de la estabilidad macroeconómica se mide por inflación, ingresos, tipo de cambio y déficit presupuestal, en la realidad se debe analizar en función de la creación y repartición de la riqueza. El PIB para 2019 será de 1.2%-1.5% y el de 2020 no llegará a 2%, cuando el país necesita un PIB promedio anual de 6% para atender a todos los mexicanos que se incorporan al empleo formal cada año. En este sentido, el 2% sólo podrá satisfacer a un tercio de los mexicanos.
El neoliberalismo ha llevado a buenas finanzas nacionales y a malas finanzas familiares.
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Y lo que falta. El gran debate que tiene en la lona a la propuesta de ley educativa del gobierno de López Obrador no es el más importante de la agenda de la educación. El problema apenas refiere el control de las plazas y de parte del presupuesto por el sindicato. Y no debe tardar en venir el asunto del contenido de la educación: para el desarrollo (Peña Nieto) o para el objetivo anti neoliberal (AMLO).
Política para dummies: La política muchas veces no puede ocultar lo negativo de la realidad, por más que la quiera vestir de seda, mona se queda.
@carlosramirezh