ELVIS GUERRA / Poeta juchiteco
JUCHITÁN DE LAS FLORES, Oax. (sucedióenoaxaca.com).- Sin la lucha de Óscar Cazorla en pro de la comunidad muxe’, no seríamos lo que somos ahora. Cuando en las calles de Juchitán, hace 40 años, las muxes eran perseguidas y encarceladas, cuyo único delito era el de ser muxe.
Cuando antes de las intrépidas buscadoras del peligro, las muxes vivían agachadas ante un sistema patriarcal, machista, homofóbico. Cuando no se hablaba de velas muxes ni de lentejuelas ni bailes en una noche de noviembre, cuando los derechos estaban aún más pisoteados por una mayoría que condena siempre lo diferente. En ese entonces, las muxes no éramos lo que somos.
Morir es cosa fácil, decía el poeta ruso Vladimir Maiakovski. Pero qué fácil fue morir en una ciudad como Juchitán, donde los homicidios dolosos, los robos, los asaltos y la vulnerabilidad son una letanía diaria. Qué fácil fue morir, porque las autoridades han demostrado su incompetencia y su falta de empatía con una sociedad podrida hasta las entrañas.
Nos están matando y no hay tiempo. Todos estamos en la incertidumbre. No hay seguridad, y esta, la muerte de Cazorla en su propia casa, es un indicio más.
Dirán que fue pasional (como lo han hecho ver en sus comentarios en redes sociales) porque son machistas, porque no quieren reconocer que son inútiles para gobernar, porque se niegan a aceptar que no tienen una estrategia de seguridad; dirán también que él se lo buscó, porque es más fácil escudarse con un argumento tonto, que combatir los altos índices de violencia en la ciudad.
La lucha por el reconocimiento y el respeto de la comunidad muxe, seguirá, porque todos tenemos derecho a la vida, a la libertad, a ser diferentes.
La indignación y la rabia no se pueden medir. Pero hoy fue Cazorla, mañana puedes ser tú, alguien de tu familia o cualquiera de nosotros y también buscarán otra excusa para que la muerte sea normal en este pueblo que hoy le llora a una auténtica intrépida buscadora del peligro.