OAXACA, Oax. (sucedióenoaxaca.com).- Llego 15 minutos tarde a la cita con el maestro Eliseo Martínez, director de la Orquesta Sinfónica de Oaxaca. Culpo al tráfico. No me lo reprocha. A media entrevista me queda claro que la puntualidad es una de sus mayores exigencias personales y profesionales. Me avergüenzo.
“Si tengo ensayo a las diez, llego a las nueve” enfatiza sin alterar la voz.
Luego de un año de trabajo al frente de la institución musical, de lidiar con lo político y lo burocrático para dar el mejor resultado posible, y de librar una operación en la pierna, el pianista, y organista titular de la iglesia de Santo Domingo, se declara entusiasmado este 2019 para seguir adelante con la Sinfónica.
Sin embargo, comenta: “Si en medio año me pidieran mi renuncia, me voy sin hacer aspavientos”.
-¿Por qué tanta grilla entre los músicos?
-Es natural. Es como ir a desayunar a cualquier lado y pedir un café caliente. Pero eso no ayuda en nada. Sin embargo, recuerda que somos oaxaqueños, y así como tenemos talento para la música, para el arte, tenemos talento para la envidia. Siempre va a haber grilla.
Y aquí es justamente donde pedimos un café para acompañar la conversación en Gozobi restaurante.
Antes de entrar de lleno a la entrevista sobre su primer año al frente de la Sinfónica de Oaxaca, Eliseo Martínez comenta que la grilla se extiende incluso a territorio sacrosanto, como el templo de Santo Domingo, del cual es organista titular.
“Han pasado muchos organistas a ofrecerse con el Padre, y él me pregunta quiénes son. Yo le respondo: son unos charlatanes. La gente más impreparada es la que hace más grilla”, expresa.
-Por cierto, ¿Ha participado en los Festivales de música barroca y de órganos históricos?
-No me invitan, qué quieres que haga. No pasa nada, total, si me invitan tengo que dormirme más tarde, y si no me invitan me duermo a mi hora de siempre. Pero me da mucho gusto que sí me invitan a festivales nacionales e internacionales. Voy, y aprovecho para tomar tres o cuatro días de vacaciones con mi familia.
El maestro “Cheo”, como le llama con afecto su público, recuerda que en diciembre de 2017 dejó la dirección de la Banda de Música del Estado que ocupó por 23 años, porque estaba decidido a retirarse para tomar un descanso.
“Tú sabes que yo estaba harto de la Banda de Música: en lo administrativo, en lo político y en lo musical. Yo ya me iba a retirar cuando Ana Isabel Vásquez Colmenares -ex secretaria de Cultura- me pidió que dirigiera la Sinfónica y acepté”.
Durante 2018 llevó a cabo dos temporadas de conciertos en el teatro Macedonio Alcalá, con directores invitados y solistas de alto nivel, como el violinista Manuel Ramos Reynoso. Todos prácticamente llenos.
Sin embargo, no han faltado críticas al desempeño de la Sinfónica por parte de otros músicos.
“Estamos en Oaxaca. Por ejemplo: a César Delgado, director del CIMO, lo atacan mucho; le critican que se lleva con Alfredo Harp, pero él ha realizado muchos proyectos, ha logrado muchas cosas y le ha costado mucho porque no solo se trata de tocar un instrumentito, sino de hacer política, pelear con lo administrativo, dar clases. Lo que han logrado otros como César no les ha caído del cielo, no van a ofrecerles el trabajo a su casa, son músicos que luchan, se preparan; pero eso no se ve”.
-¿Puede mencionar a otros músicos oaxaqueños destacados que han librado la grilla?
-Te puedo decir cantidad de músicos que están en la Ciudad de México que se han abierto camino: Manuel Hernández, Filomeno Ortiz, Remijio López, Egar Lany. Todos ellos son maestros, no conozco a ninguno que se dedique nada más a tocar, a fuerza practican la docencia, es parte de lo que te dicen en la escuela, que los conocimientos debemos transmitirlos a otras personas.
-¿Cómo le ha hecho usted para sacar adelante su carrera como pianista, organista, docente, director de la Banda y ahora de la Sinfónica, entre tanta grilla?
-Para destacar hay que dedicarse 100 por ciento a lo que uno debe hacer; el que no quiere destacar es quien se dedica a la grilla.
-Entre usted y Diego Innes dirigieron casi 50 años la Banda de Música del Estado. ¿Cómo le hicieron?
-No sé. O sí sé. En mi caso personal, uno de los ingredientes necesarios que da muchos resultados es la disciplina. Además de ser humilde, llevarme con todos. Yo digo que la capacidad musical también te ayuda, pero va de la mano con lo político, lo administrativo y a fuerzas con lo musical. Si tienes muy buen equipo político o administrativo pero no muestras capacidad no vas a ningún lado.
Si los ensayos eran a las diez, yo llegaba a las nueve; si terminaban a las doce, yo cerraba un minuto para las doce. Y también cuenta la capacidad musical de quienes integran la Banda, adentro hay muchos músicos capaces para ser directores, pero les falta la chispa política y administrativa. Pero podrían aprender.
-Dicen que los músicos son unos divos…
-Créeles. Créeles. En mi caso mi ideología y mi educación no me lo permiten.
-Dicen que son dos o tres familias las que se reparten los puestos en la Sinfónica. Los Urbieta, los Martínez…
-Lo que ayuda a esas familias es su capacidad musical. Más de la mitad de la Orquesta ya estaban ahí cuando llegué. Yo no los contraté. Y de los que están por honorarios los conozco bien. Mucha gente dice que Sócrates Juárez Urbieta no es buen violinista, yo digo que sí. Él se fue a hacer una maestría, ya regresa en enero.
-Dicen que con tanto talento musical dentro y fuera del estado podríamos tener la mejor Sinfónica de México…
-Podríamos. Con cien plazas y buenos sueldos. Hay muchos músicos fuera porque les pagan un buen sueldo. Creo que muchos tienen ganas de volver a su tierra, pero es necesario ofrecerles un buen salario.
-¿Por qué eso no lo entienden las autoridades culturales?
-Poco a poco. Yo digo. Apenas llevo un año en la Sinfónica. También podríamos tener una excelente Banda, con puros músicos titulados, pero no hay músicos titulados. Si estoy desempleado y hay una oportunidad en la Banda por un salario de 8 mil o 9 mil pesos, ¿quién se los va a regalar?
–¿Y en la Sinfónica como van las cosas?
-Mi política no es correr a los músicos. Se van quienes se tienen que ir. Pero a la gente que está yo no les puedo decir váyanse a estudiar, la Sinfónica les va a pagar 25 mil pesos pero dedíquense a ensayar. La mayoría tienen dos o tres trabajos y así obtienen mayores ingresos.
-¿Cuánto gana en promedio un atrilista de la Sinfónica de Oaxaca?
-Aquí todos tienen un solo sueldo. Un promedio de 10 mil pesos. Y a todos les exige igual. La capacidad de cada quién se refleja en los ensayos. Yo no puedo exigirles más porque el sueldo no es mayor. Si tuvieran un buen sueldo vendría gente de otros estados y pelearían sus puestos, y en ese caso sí se les podría exigir más porque habría otros músicos esperando la oportunidad.
-¿Quién le paga a la Sinfónica?
-La Secretaría de las Culturas y las Artes.
-Pero con recursos federales…
-Sí, los bajan de la Secretaría de Cultura federal a Finanzas del estado y luego a Cultural estatal.
-¿Y quién paga al resto de las sinfónicas del país?
-Creo que la mitad las paga Cultura federal, y la otra mitad sus propias instituciones: la UNAM, el Politécnico, las universidades.
-¿Cuánto perciben los músicos de otras sinfónicas del país?
-En la Sinfónica Nacional, por ejemplo, entre su salario y algún bono, entre 25 mil y 30 mil pesos, más o menos. Pero es muy difícil ingresar. Hay muchos músicos mexicanos muy capaces pero existe una preferencia por los extranjeros.
-Coméntenos del integrante más joven de la Sinfónica, Carlos Rojas, el oboísta que proviene de la Sinfónica de Vicente Guerrero, Zaachila.
-Es un niño que tiene que estudiar. Le está haciendo un mal estar en la Sinfónica. Ya se lo he dicho: no basta que estudie en la Facultad de Bellas Artes, debe irse a estudiar fuera antes que se le haga tarde. Ahora tiene 16 años, luego 17, 18, y ya no podría entrar a una escuela de música. Tiene el riesgo de conformarse con un salario cuando está en edad de desarrollar musicalmente.
Para mí todos los músicos son iguales, no tengo consentidos. No por ser un niño hay una preferencia para él. Tú, el niño del oboe puedes llegar tarde. No. Le puedo dar un consejo, pero nada más. Ojalá que no le caiga yo gordo.
-¿Se siente entusiasmado con la Sinfónica a pesar de todo?
-Ya duré un año, a lo mejor duro otro rato. Tengo bríos. Estoy contento en la Sinfónica. La temporada iniciará el 8 de marzo, ya estoy amando la programación; la lista de músicos invitados; la lista de los que se van a ir, y los que llegan, y cómo nos vamos a reacomodar.
-¿Qué le pedirá a los Reyes Magos?
-Unas 40 plazas más para la Sinfónica. Y ya que tengamos material humano, que traigan mejores salarios. Con cien músicos podríamos tener una buena Orquesta.
-¿Y qué les pedirá para usted?
-Salud. Y que me dejen un ratito más.
-¿Quiere agregar algo?
-A los jóvenes le digo que se dediquen a estudiar, que no anden haciendo aspavientos, tocan muy feo y todavía andan presumiendo. Hay jovencitos que ni siquiera me hablan. Que no los engañe su director, o su jefe de sección; que no los manipulen. Y que es muy importante la escuela. ¡Urge en Oaxaca una escuela de música!
-Gracias.