CÉSAR RITO SALINAS
OAXACA, OAx. (sucedióenoaxaca.com).- Los fotoperiodistas andan por el día con el pie izquierdo, esquivan tempestades y las convocan, “porque lo que interesa de la imagen será el morbo”.
En Oaxaca existió una generación de fotógrafos que buscaron rutas distintas, caminos diferentes para compartir la imagen cotidiana.
Carlos Salinas ingresó al periodismo en mayo de 1998, aún vigentes las réplicas de la revuelta zapatista del 94, en El Gráfico. Pasó por distintas redacciones de los diarios más prestigiados en aquel final de siglo, “siempre fui irreverente”.
Su trabajo construyó el nuevo canon de la foto en Oaxaca, que se caracteriza por la mirada social: marchas de protesta, movimientos del magisterio; intervinieron con nuevos elementos la foto oficial, la imagen de los políticos.
Al final será pura capacidad de asombro, imágenes de la vida cotidiana contraria a la iconografía del prócer, el gobernante inmaculado: relevo de rostros en narrativa social.
-La gráfica del morbo.
Con 20 años en el diarismo, afirma: “No hay espacio, con tanta hambre y necesidad hay que romperse la madre con quien está al lado”.
–El fotoperiodismo pasó a ser una fotografía de producto, imagen publicitaria –dijo.
“Por la autocensura y los compromisos empresariales no hay futuro para el diarismo”, sostiene.
«El fotoperiodismo llegó a ser un trabajo mal pagado donde aprendes a sobrevivir”, agrega.
«Las fotos que buscan los medios lastiman al más jodido, resalta el mundo injusto, no hay nadie que haga investigación y diga cosas necesarias: y nadie te paga porque las menciones», concluye.