OAXACA, Oax. (sucedióenoaxaca.com).- Con una actitud cuasi dogmática la mercadotecnia ha conseguido que al menos cuatro generaciones hayamos creído que la solución para satisfacer las necesidades de vivienda está en los materiales industrializados que dependen en gran medida de los hidrocarburos.
Del mismo modo que los zares de la agroindustria han querido convencernos del uso de semillas y polinizadores transgénicos como alternativa para darle de comer a los seres humanos.
Las verdaderas respuestas para dar cobijo y sustento por varias generaciones a quienes poblamos el planeta están en el uso moderado y consciente de los recursos naturales.
La destilación de agaves es una de las actividades agroindustriales más contaminantes en México. Basta revisar el volumen de sus desechos, que conducidos adecuadamente pueden convertirse en una rica fuente de subproductos.
Algunas casas destiladoras están desarrollando procesos integrales que promueven la destilación a través de procesos artesanales, la creación de bancos de semillas y el uso de los subproductos para impulsar iniciativas tan nobles como respetuosas con el medio ambiente, como la construcción de vivienda.
En pleno siglo XXI un tercio de los seres humanos que estamos de paso por el planeta vivimos en casas hechas de tierra.
La principal consigna de las intervenciones escultóricas es crear objetos artísticos de bajo impacto ambiental. Cuando se mezclan los subproductos de la destilación del maguey con arcillas y arenas mediante sencillos procedimientos mecánicos, se obtienen materiales constructivos como el cob o los adobes. Dada la probada resistencia antisísmica de casas adecuadamente construidas con ellos, el proyecto escultórico se suma a las brigadas de reconstrucción de viviendas suscitadas por los terremotos de 2017.
Alrededor de la tierra cruda se promueven otras iniciativas como las que se ocupan de la restauración de los paisajes de los Valles Centrales de Oaxaca, la conservación de los mantos hídricos y las distintas especies de agaves endémicos, encabezadas por algunas casas destiladoras.
La obra culminante de la exposición es la video-proyección de la coreografía del mismo nombre -La tierra es cruda… y sin embargo se mueve- de Tania Galindo y Mauricio Cervantes, grabada y editada por Leonardo Delgado en un espacio escénico recreado con una embarcación de tierra cruda.
La faceta mitológica de los agaves es condensada en otro video -El agave y las ninfas- resultante de la colaboración de Mauricio Cervantes con Gerardo Audifred y el escultor Christian Thornton. Los materiales y los procesos constructivos de las esculturas fueron capturados por la lente de Daniel Molina, compañero en casi todas las experiencias de Matria Jardín Arterapéutico, desde 2012. Matria es el sello referencial de todas las obras colaborativas dirigidas por Mauricio Cervantes en torno a temas medioambientales.
Son notables en dos de las instalaciones, la participación de músicos como Shirley Hunt, Jacob Cruz, Roberto Gopar y la compositora Mariana Villanueva, quien ha creado partituras para el proyecto.
Todo ello, en la instalación “La tierra es cruda… y sin embargo se mueve” del artista Mauricio Cervantes que abre al público el próximo 28 de octubre en el Centro Cultural Santo Domingo.
La obra del artista contemporáneo regio, radicado en Oaxaca, se compone de complejos escultóricos con monolitos de tierra cruda y fibras de maguey que recrean procesos bio-constructivos de la arquitectura vernácula.
El juego de conceptos en el título alude a la posición que Galileo sostenía en contra de los dogmas instituidos por la iglesia, sobre el movimiento de la Tierra en relación al sol. La historia y la ciencia le darían la razón al astrónomo italiano.