VILLA DE ZAACHILA, Oax. (sucedióenoaxaca.com).- Profesor normalista durante 36 años, José Honorio Martínez Ochoa, Director de Cultura municipal de Zaachila, contrajo desde su época de estudiante en la Escuela Normal de Mactumatzá, de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, el virus de la poesía.
Con gran nostalgia recuerda aquel día en que su maestro de la asignatura de Español les presentó nada menos que al poeta Jaime Sabines, personaje esencial en su despertar literario.
“Mi maestro lo invitó a dar un recital en la Normal. En ese entonces Jaime Sabines se dedicaba al comercio de telas y decía que escribía un poema diario. Nosotros teníamos un club de poesía donde declamábamos sus poemas”, comenta el profesor Martínez Ochoa.
Otros vates chiapanecos como Juan Bañuelos y Óscar Oliva también forjaron la vocación poética de José Honorio, quien además participaba en brigadas de alfabetización en zonas donde no había escuelas, sitios donde campesinos tomaban tierras para poder vivir.
“En aquellos años escribí muchos poemas basados en esas vivencias. Leía mucho a Pablo Neruda y a Ernesto Cardenal”, rememora.
Al culminar sus estudios vinieron los años de entrega a la labor educativa. Se hizo profesor de matemáticas , pero no se olvidó de la poesía, la siguió cultivando por las tardes, al final de la jornada magisterial.
La vida, la poesía, lo condujeron a tierras del Istmo de Tehuantepec, donde formó un hogar, al tiempo que retomó con mayor intensidad su inclinación por la poesía, rodeado de sólidos poetas zapotecas como Enedino Jiménez, Macario Matus y Esteban Ríos, quienes se convirtieron en sus tutores, y amigos.
“Yo los veía como mis maestros, ya tenían varios libros publicados, habían ganado premios”, comenta. Y si bien, dice, desde 1979 guardaba celosamente sus trabajos literarios, no se había atrevido a darlos a conocer públicamente.
Fue hasta el año 1990, cuando el sindicato magisterial lanzó la convocatoria de un concurso de poesía, decidió participar y empezó a darse a conocer como poeta. La buena acogida de sus textos le motivó a continuar escribiendo.
El año de su jubilación, 2015, luego de 36 años de ejercer el magisterio, se le presentó la oportunidad de publicar su libro Germinaciones, un poemario que a decir de Esteban Ríos “hace germinar el tiempo, la música, el sexo de la amada, los árboles, el crepúsculo, la poesía núbil, los números y el infinito, que puestos en los surcos de la imaginación empiezan a retoñar, retornan al instante primigenio en que la realidad es larva y los pensamientos germinaciones”.
Germinaciones fue editado dentro de la colección Parajes de la Secretaría de las Culturas y las Artes de Oaxaca, y se trata de un libro que recoge una selección de textos de varias épocas reunidos originalmente bajo el título de Amoremas.
Y también, tras su jubilación, el profesor José Honorio decidió brindar servicio a su comunidad, Zaachila, como Director de Cultura, sin abandonar las letras, y buscando ahora además la escritura narrativa.
José Honorio Martínez Ochoa nos hace recordar aquellos profesores que como Jaime Torres Bodet dignificaban el magisterio y la política a mediados del siglo XX en México. Profesores comprometidos socialmente que además eran poetas y se desempeñaron en el servicio público del sector educativo, en la diplomacia o como asesores, por aquellos años cuando soplaban los aires del progreso en nuestro país.