OAXACA, Oax. (sucedióenoaxaca.com/vía COMUNICADO).- “Soy la tercera generación, mi abuelita era cocinera y tiene 97 años, mi mamá quedó muy joven viuda y se enfrentó a la cocina para darnos sustento. Salió adelante sola con su trabajo y sus manos”, relata Catalina Chávez Lucas, de 40 años de edad, quien participó por primera vez en el Segundo Encuentro de Cocineras Tradicionales, que se realizó en la Plaza de la Danza para celebrar el 486 aniversario de la ciudad.
Desde hace más de 20 años, Catalina ha incursionado en la cocina tradicional, situación que ha tomado con gran orgullo desde muy temprana edad, ya que mostrar el platillo tradicional de Tlacolula de Matamoros le llena de amor.
Comparte que recibir la invitación de su municipio para participar en esta segunda edición, fue una gran responsabilidad, ya que de entre todos los cocineros que hay en Tlacolula, ella recibió la llamada de invitación, oportunidad que honró al recibir el premio del tercer lugar de la categoría Plato Ceremonial.
–Yo recibí una llamada en mi casa y cuando me dijeron: Catalina te hacemos la invitación para que asistas al encuentro de cocineras, yo dije en voz muy alta: “Voy”– expone Catalina Chávez.
Comenta que siente una gran admiración por su trabajo, orgullosa de su origen y de su cocina, manteniéndose erguida día a día inspirada en la frase de su pueblo: Lo que hagas, debes hacerlo con pasión, y cada que entra a la cocina, ingresa con toda la pasión y se dedica a hacerlo y olvida lo demás.
Todos los días desde su infancia, Catalina Chávez recuerda que al caer enferma su madre, sintió la responsabilidad de ser cocinera en la familia, ya que no realizaba las cosas por gusto, sino que era una obligación en la casa.
Desde ese momento, ella supo que automáticamente y sin saberlo, se convirtió en una cocinera, referente en su pueblo por su sazón, pues protagoniza los eventos con sus platillos.
Soy madre de un hijo de 17 años y de una hija de 13, y siempre les he dicho que escojan su futuro, que lo elijan porque les apasiona y si el día de mañana deciden tomar otro camino, sería la mamá más orgullosa”, menciona.
En su mirada, en sus manos y en su memoria, hay un gran cúmulo de recuerdos, mismos que relata a través de sus platillos y nos dice: no importa tanto el reconocimiento, me importa mi palabra y de que hago esto por amor.
En esta oportunidad, Catalina agradece de todo corazón la oportunidad de participar en el Segundo Encuentro de Cocineras Tradicionales, ya que no solo reconocen su trabajo sino reconocen años de dedicación, historias detrás de cada platillo y un legado heredado por sus antepasados.
“Aquí vinieron personas de Japón, Argentina, de Estados Unidos y de muchos otros lugares, y muchas de ellas quedaban sorprendidas y enamoradas de este sabor, eso para mí es un gran orgullo”, finalizó Catalina Chávez.