Para Bárbara, Claudia, Daniel y Antonio
- Nadie verdaderamente necesitado de escribir pide consejos.
- Respira, sólo respira, el oxígeno es lo más importante de la escritura.
- Conserva en todo momento en ánimo que motivó tu escritura, la incomunicación.
- Observa, aprende a mirar con los pulmones repletos de oxígeno.
- Toda la imaginación parte de cierta oposición a tu entorno; conoce al enemigo, aprende a describir todo aquello que te rodea, hasta el mínimo detalle.
- Tu voz estará en tu entorno y no en tus pensamientos –identifica dónde está el afuera y el adentro-; los pensamientos generan miedo, incomunicación.
- El que escribe no quiere, sólo observa.
- Las palabras están cansadas de servir a los mismos amos, decir lo mismo.
- Las palabras son opositoras.
- En las palabras está la ubicación del tesoro, el mapa secreto.
- Cuando sueltes las palabras pide suerte para ellas, van incompletas.
- Busca cómplices, no lectores.
- No hay nada tan lamentable para el que escribe que la alabanza de su trabajo hecha por un grupo de castrados.
- Los pervertidos no tienen épocas, no se alinean en generaciones; están en todas las épocas y forman distintas generaciones en la historia.
- Duerme, no escribas.
- Las palabras que utilizas para escribir tu desesperación serán las mismas que servirán en homenajes póstumos hechos a queridos escritores.
- En los jóvenes encontrarás los mismos temas literarios de tu escritura, las mismas palabras que te desvelan.
- Une amigos con tu escritura, las palabras precisas logran superar geografías.
- La escritura está en todas partes, el libro sólo es un soporte de las palabras, uno más; conforma el objeto vacío.
- Acude a los homenajes de los escritores fallecidos, ahí te esperan tus palabras.
- Juega, lee, busca los elementos de la clarividencia.
- Perversidad y lujuria, vida callejera son inmortales.
- La muerte está en los homenajes luctuosos.
- Cree ciegamente en los humillados.
- Descree de tu vida, tu experiencia; lo importante está en el sentimiento ajeno porque se toca y no duele en carne propia.
- Conserva tu vida, toda la humanidad radica en tu cuerpo.
- Protege tu cuerpo, lo necesitas en funciones al cien por ciento para hacer la escritura.
- Vende Biblias.
- Vende corbatas de casa en casa.
- Sé abigeo.
- Reniega de Dios.
- Busca a las mujeres, son fieles a la pasión.
- Descree de los maestros, sólo son la referencia de lo superable.
- Tu escritura es única, trabaja confiado en logros imposibles.
- Repudia el dinero, encuentra placer en gastar tu dinero.
- Descree de la industria editorial, para mantener su negocio proponen rebajas.
- Pierde tu tiempo, no hay mejor forma de hacer la vida.
- Muerde el aire, es el mejor alimento para las letras.
- Abre la boca, en la boca abierta entran todas las palabras.
- Escribe y olvida, los que escriben y recuerdan son fantasmas.
- Recuerda el descorchar de las botellas, la música de los cristales, el olor de la axila femenina; ahí mora lo eterno.
- Forma legión.
- Ofrece tu sangre por las letras.
- Nunca dejes una copa por un libro, un libro por una mujer, una mujer por la borrachera. Lo que llegue primero será la mejor elección.
- Corre del aplauso; trabaja por el aplauso.
- Del hocico de los perros sale la luna.
- Utiliza las formas literarias de la tradición del folclor (ahí está un tiempo sobre una tierra, el gusto de tu siglo).
- Sé innovador, la tradición literaria cambia cada cien años.
- Escribe y olvida, así reiniciarás en cada intento.
- Así como dejas la leche para el gato en la ventana deja en la mesa la cuartilla para los muertos.
- Escribe para los muertos, ellos son lectores netos.
- Ningún poema llegará a ser tan memorable como una canción.
- No alimentes a la madrastra.
- Ahorra pila, escribe.
- En los velorios escribe acertijos.
- Practica el desvelo, en la falta de fuerzas reinan todas las palabras.
- Ya estás muerto, escribe.
- Nunca acudas a los homenajes, no maldigas la amistad de los maestros.
- No busques consejos, pide malos ejemplos.
- Lee en voz alta tu trabajo, de todas las cosas que forman la vida humana sólo la voz humana perdura la eternidad.
- Ninguna escritura será más grande que las piernas de una mujer.
- Nadie escucha consejos.