Fotografía: PROCESO
Cuando le preguntaron si no estaba preocupado porque la ausencia de un precandidato nominado le estaba dejando la plaza a López Obrador, el presidente Peña Nieto afirmó que eso no le inquietaba porque el aparato político de propaganda del sistema priísta podía posicionar a cualquiera.
La realidad comienza a preocupar a los priístas: José Antonio Meade fue precandidato único y su posicionamiento en las encuestas no ha llegado siquiera al nivel que tuvo Miguel Angel Osorio Chong como precandidato. Si el priísta-no priísta se queda en tercer sitio al arrancar las campañas formales en febrero, difícilmente podría abandonar el tercer lugar.
El problema es doble: de un lado, Meade ha tenido que cargar con los saldos sociales negativos de la política económica con Calderón y Peña Nieto; de otro lado, el grupo tecnocrático se apoderó del control de la campaña priísta y ésta ha carecido de tácticas, estrategias, coherencia y hasta sentido común.
El único político del grupo es Osorio Chong, pero por haberse encargado del área política del gabinete siempre fue soslayado por los tecnócratas. Luis Videgaray maneja la campaña como coto privado, sin ninguna sensibilidad política; Aurelio Nuño ha decepcionado a los priístas como supuesto jefe de campaña porque en los hechos no hay campaña sino actos incoherentes; y el dirigente priísta Enrique Ochoa Raza es ninguneado por Videgaray y Nuño y no tiene la más mínima idea de la política, de una campaña presidencial y de la competencia contra López Obrador y Ricardo Anaya.
Como el único político consolidado del Grupo Peña Nieto, Osorio Chong va a ser la pieza clave en el Senado como la cámara controladora del legislativo priísta, gane o pierda el PRI. Sin embargo, Osorio Chong –para desgracia de los tecnócratas– es también el único que puede salvar la campaña de Meade, pero a condición de que le entreguen el control de la candidatura presidencial. En el 2012 Osorio fue el que operó el área política de la campaña de Peña Nieto y Videgaray fue el organizador del contenido.
El presidente Peña Nieto, el PRI, los priístas y el grupo tecnocrático que maneja la campaña de Meade están realmente preocupados porque en los hechos no existe el aparato de propaganda política del PRI. Y lo peor es que el ritmo de la campaña priísta lo está marcando López Obrador con sus insidias en el sentido de que quieren bajar a Meade de la candidatura para poner a Nuño, cuando en los hechos Nuño estaría aún más abajo en las preferencias.
Meade carece de perfil político, no ha podido construir una personalidad competitiva, la utilización de la figura mediática de su esposa lo está dañando porque al final de cuentas el presidente sería él y no su esposa, carece de un discurso de ofensiva de campaña, se la pasa aclarando que no hizo en economía y relaciones lo que sí hizo y el PRI de Ochoa Reza es prácticamente inexistente como aparato de campaña.
El PRI de Peña, Videgaray, Nuño y Ochoa ha carecido de un discurso de campaña, Meade se la pasa en sus spots diciendo que no es priísta y al final los apartidistas lo ven como dinosaurio priísta. A pesar de tener el aparato de poder, a Meade y al PRI le falta lo más importante en una campaña: sentido político.
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Política para dummies: La política es la sensibilidad para imponer una agenda de coyuntura.
Sólo para sus ojos:
- Como era lógico, el ex súper asesor trumpista, Steve Bannon, ya se echó para atrás. Y como fuente directa de las acusaciones de traición contra funcionarios de la campaña de Trump, sólo él podría ser citado por la comisión investigadora para usar sus filtraciones. Y no hay que perder de vista que el FBI de Trump está reabriendo la investigación contra Hillary Clinton por el escándalo de los correos electrónicos y de nueva cuenta también se reabrirá el financiamiento a la Fundación Clinton.
- Sí existe verdadera preocupación por el caos en la campaña de Meade y en los pasillos del poder se habla de un nuevo presidente en el PRI que reavive la campaña. Y la urgencia ha sido apresurada por algunos líderes priístas.
- Si los candidatos presidenciales, una vez oficializados, se confían en los spots de televisión, van a quedar desengañados porque la reacción popular es de enojo y de repudio por la ocupación de espacios televisivos y radiofónicos. Por eso el único que hace campaña a ras de tierra es el que mantiene su voto atado: López Obrador. Anaya carece de sentido político y Meade no hace campaña sino recorridos sin destino.
@carlosramirezh