ALEJANDRO CASTELLANOS *
Al lado del ex convento de Santo Domingo, en la plazuela del Pañuelito, Judith Romero y Mariana Grapain están desarrollando un diálogo creativo mediante el cual entrelazan sus saberes sobre la fotografía y el tejido, dos técnicas cuya combinación produce imágenes que nos estimulan a mirar atentamente la manera en que la superficie plana de un impreso pasa a cobrar otra dimensión gracias al textil que la atraviesa y le confiere un volumen.
Invitadas a la tertulia, Bianca Chizzolini, Maddalena Forcella, Elena Martínez-Bolio y Luciana Corres, lo han enriquecido con otros puntos de vista, otras maneras de comprender las variedades de la relación entre los hilos, los papeles, las tintas y las texturas. La conversación ha partido de fotografías del cuerpo para asociarle elementos que pueden representarse o introducirse a su imagen: Intersecciones que forman una trama de sueños y sensaciones.
Las denominaciones de los materiales utilizados para elaborar las piezas de Intersecciones, nos sirven de guía para adentrarnos en su diversidad evidente: seda teñida con palo de Brasil, cempasúchil, cáscara de cebolla o caoba; hilo de poliéster o de algodón; papel con emulsión de plata sobre gelatina, papel japonés Awagami, o papel Hahnemüle Photo Rag, entre otros. Las infinitas posibilidades del vínculo entre percepción y la materia orgánica nos llevan entonces al más allá de la contemplación. El erotismo, implícito a las combinaciones, se desprende así de la mirada para abarcar imaginariamente otros sentidos.
Una leyenda chatina, citada por Alejandro de Ávila, dice que la Luna y el Sol, para inaugurar el tiempo, arrojan una bola de hilo al cielo y trepan por el cabo suelto. De la misma manera, las artistas de Intersecciones, nos invitan a trepar por la urdimbre de sus piezas accediendo al espacio atemporal de la imaginación.
*Texto de sala de la exposición inaugurada este sábado 30 de julio en galería “Resplandor”
Constitución 100, Plazuela del Pañuelito, Centro Histórico, Oaxaca, Oax. México