ROCÍO FLORES
OAXACA, Oax. (sucedióenoaxaca.com/vía OAXACA MEDIA).- “Me voy sabiendo que se cumplió la meta y el objetivo”, gracias, dijo Alejandra Robles La Morena antes de cerrar el concierto que el pintor Francisco Toledo junto con la Fundación Harp y la sociedad civil organizaron a beneficio de estudiantes de la Escuela Normal Bilingüe Intercultural de Oaxaca.
Dos poemas en zapoteco en voz de la poeta juchiteca Natalia Toledo abrieron el concierto del sábado en teatro Macedonio Alcalá. Ahí en el escenario, junto a la Banda Filarmónica Universitaria que acompañaría la noche con su música, la escritora juchiteca recordó la importancia de apoyar esta causa: “De las once variantes de lenguas que hay en el país, 5 son de Oaxaca de ahí la importancia de preservarlas”.
Minutos después, el ritmo de cumbia se abrió paso en el escenario con la voz y el ritmo de Alejandra Robles La Morena, quien, enfundada en un traje estilizado del Istmo de Tehuantepec, inició la primera parte del show con El Pescador, acompañada por la banda universitaria bajo la dirección de Manuel Victoriano.
Como había anticipado, la cantante de origen afro mexicano llegó al escenario a “dar el doble” en sus interpretaciones, cantó y bailó al ritmo de la Costa La Cigarra, La Sanmarqueña, La Sandunga y La Llorona, al estilo del Istmo, y del rap de Badu bazendu que tuvo esa noche una participación especial.
Acompañada de la música de Sergio Medrano en la jarana, contagió al público con sus zapateados y con sonidos de trompetas, saxofones y percusiones de la banda universitaria, los artistas llenaron de ritmo el espacio del teatro Macedonio Alcalá hasta cerrar con el vals Dios nunca Muere y un público de pie.
Alejandra Robles pidió un aplauso de los asistentes, (para ellos mismos) por su contribución y apoyo a estudiantes de la normal de Tlacochahuaya que tienen la gran encomienda de trabajar por la preservación de las lenguas indígenas que dan vitalidad a la cultura de la entidad.
Un poco de poesía, “ungüento pal alma”, un poco de ritmo pa’l cuerpo con música de la Costa y del Istmo, un poco de zapoteco… y al final un mambo de Pérez Prado, recordó a los asistentes la esperanza de recuperar y preservar las lenguas originarias.