Un paño de seda llamado cendato
EZRA POUND | Cantos (XXVI)
En el crucero de Tlacolula
Hay un camino que sigue
sin término.
Hay una montaña,
un cielo
que desciende y nos contiene.
El crucero de Tlacolula
nombra,
atrapa
repleto de señales.
Cos dos o tres certezas me recibe el camino.
Si ando hacia abajo llego al mercado,
si permanezco en el crucero
siento el peso del cielo próximo.
En este valle de Tlacolula
puedo avanzar, puedo
quedarme,
permanecer.
¿Qué soy?
Peso gravitatorio,
polvo de pueblos,
estancia.
Tlacolula me recuerda el relato,
inicio de cantares,
origen oculto.
Misterio.
Hay sitios que cargan con el asombro
del lenguaje.
Hay sombreros que nombran.
Palabras, significados.
del sitio
donde
se hunden
los
sile…
Tlacolula, a una inesperada pintura
Era la reina de la hoja de laurel
de la barbacoa roja (algo había de antiguas diosas),
del repollo
cilantro
del limón partido por mitad.
Su impero, digo,
comienza y termina donde todo gran imperio
comienza y termina,
en una larga mesa.
El pelo recogido
Trae algo de donna del Renacimiento
pintada por Rafel
Toda reina
guarda
discreto encanto
expuesto a los ojos.
Presta materia a la imaginación.
Emperadora con fuertes dientes.
Capitana
gobernanta
de mano firme.
En su imagen hay un exceso de realismo
cierto aire sobreactuado.
Como si ella fuera una pintura.
Era el mercado de Tlacolula,
febrero loco,
era la hora de la tarde.
Tarde bermeja que agota su luz
en su frente.
Sobre campos de agave.
Tierra yerma que reparte
justos tajos
de polvo y silencio,
olvido,
desgracias.
¿Quién pudiera saber
que en la hora del destino
aparecería
la reina?
Nadie podrá decirlo.
Cansados viajeros preguntan
¿habrá comida?
¿Qué pregunta es esa?
El anafre arde de rescoldos,
la mujer -anónima aún-
discutía de cobranzas
con su personal.
No habrá reina sin recursos
ni habrá recursos
que crezcan
del descuido.
La reina atenta sabedora de su imperio.
La supe reina, majestad
Frente alta
Arriba
de la barbacoa.
Por estas tierras santas la barbacoa ha de ser
de lo que debe ser,
de chivo.
Gobernanta de antojos ella,
sabedora de su arte.
Sin mediar palabra mandó servicio,
huestes del aire.
Ejército de aromas,
dotado con servicios especiales
de los colores.
La blanca sal hizo fino trabajo,
el astuto limón usó de puente
las finas líneas
del repollo.
Y el cilantro, paje de reyes,
concretaron la conquista.
Terminado el festín
-toda batalla llega a su final-
no hubo huesos
que cantaran su derrota.
Humilde pedí el indulto.
La tarde bermeja ardía ya
sobre el ancho valle,
anunciaba milagros,
crímenes,
venganzas,
sacrificios.
Algo tendrá esta tierra que canta.
Quizá para no olvidar
celebra
las ofensas,
los hartos ultrajes.
Pareciera la tarde
espacio de la memoria
que nunca olvida.
Dispuesta ya a cobrar venganza
La tarde bermeja
dejó pasar
el aire
helado.
“¿Me permitiría una foto?”
Desde luego -dijo la reina- pero sin teléfono.
Mi rostro dijo cosas,
lástimas.
andrajos,
Estalló la risa como ríen las reinas
ante los súbitos,
plena de pulmones con todos los dientes.
Y yo, la foto, el teléfono
hechos un mar equivocaciones.
¿Qué más puede hacer un poeta
ante su majestad?
Aguardaba la hora
enrojecida.
Al agua azul del cielo
¿qué será san martín?
león con alas
arden las lunas
sobre
el
huizache
habla la noche
crecen los drones
sobre el puente Valerio
las riberas
que vieron
tantas cosas
como en tantas otras veces
se mantienen
serenas
drones y hombres
el mismo
río
vigilan
san felipe
la ciudad
nunca termina
alguna vez
fue
vista
desde altos escalones
de otra
ciudad
laten
los filos
duerme el fuego
sobre otros
sueños
oscuros ojos
de metal
sueñan
con la hora
en que han de recuperar
el oro viejo
de los zapotecas
van por donde lo hallen
las tumbas fueron hurtadas
existen
en
la incomplitud
faltan las urnas
donde reposan
los huesos
los dioses extrañan
sus cuentas
oros
piedras preciosas
en la calle de huizache
pasan
mujeres y hombres
montan los drones
volverán a la mañana siguiente
traerán cumplida
su labor
el hijo saldrá de la escuela
los viejos dioses
volverán a tener
ofrendas
cargados de oro
vasijas
piedras preciosas
que acompañan huesos
de nuestros
antepasados
como lo pide el poema
seremos
reflejo
del agua azul
del cielo.
a veces pregunto
¿qué es san martín?