A Merced, mi abuela.
I
Mi abuela
junto al sonido de las partiduras
de las tejas,
jugándose entre la nadería
que deja el escombro.
Ahí mantuvo su calma
con su fiebre tranquila.
Luego la lluvia; un castigo
filtraba la humedad del miedo
quebrando los adobes y sacudiendo el ruido.
El estallido, golpes a lo lejos,
salíamos de los corredores
al techo del cielo.
Las gotas eran frías,
las cobijas de los niños eran frías,
las manos de las madres eran frías,
hasta la humedad de su lágrima era fría.
El crujir de los clavos
en las vigas,
las campanas, los recuerdos
y un corro de siluetas
extraviadas.
II
Construimos casas de nailon
con la dolencia de que pudiera caernos
las paredes
y salpicarnos
el lodo de la muerte.
No había refugio.
Una oscuridad sin gatos rasgaba el silencio.
III
El marco de la ventana donde
recortaba el paisaje
las palmeras
y las buganvilias
ahora quebrado por el peso del polvo.
Llegaron los militares
y esparcieron los escombros,
ahí quedaron los juegos,
el trapiche, las canicas y el trompo.
La pala
Ahí en el patio
la pala cóncava su lugar: su guarida.
Soberana ancla en los campos del llano,
pala con la que sembramos los horcones de la casa,
las semillas del limón al que le crecieron ramas y nidos;
pájaros que apalean con sus alas las distancias.
Cava la cuchara
un agrio sabor callado,
una parodia triste.
Cava la coa
el grito de un gorrión muerto,
de una muerta tarántula.
Se ha despuntado el grito,
el ruido del rayo abrió el acero…
¿Cómo sacaremos a los hombres ya enterrado?
El Ser (do)
El cerdo es el único que sabe estar en el tiempo, andar sin pisar en falso; sabe que la vida no está a la vuelta de la esquina.
Tiene hombres que le sirven: basta un gruñido y llega los sueros, porque antes de todo el cerdo debe alimentarse.
No es la tragedia, es su suerte.
El cerdo medita mirando el reflejo de la luna en su sopa y sabe que es el único que puede darle chicharrón la muerte.
Los costales
Es el tamaño de las cosas que esconde los costales.
¿Qué son esos bultos?
¿Qué esconden esos costales?
viejos costales ahora esquinan la casa.
Un blanco costal llevó mi padre a la frontera.
Qué vale, qué puede llevar dentro, con qué nudo se sujeta, que pesado.
Si los costales no fueran bolsas de maíz, dónde guardaría el amor al campo,
dónde guardaría mi padre su regreso.
He sujetado las pesadas bolsas
el aire pesa, el recuerdo, la tormenta.
Llenaré los costales de limones:
los viejos costales,
para que los días sean amarillos,
como el peso siempre amarillo del tiempo.
Predicción
A Gildardo Bautista.
I
Soñar que la muerte no sirve,
¡No sirve!
II
La muerte no tiene memoria
Si tuviera
Podría olvidarnos
Río verde
Ronca es la voz del río,
pájaros bajan a beber
sombra de la tarde fría.
Etéreas líneas de átomos eternos,
peces de cobres salpican
sobre tambores de la noche tranquila.
Sombras,
esqueletos de sombras.
Cuando seamos canto
fluiremos en los ríos serenos.
A mediodía…
A Valentín Quijano
El violín hace un pozo
a media plaza.
-Una niña se detiene a beber de esa luz-
Parece la nada
único sonido.
Ficha del autor
Efrayn Ruiz Félix (Tataltepec de Valdés, Oaxaca, México, 1988). Escritor, poeta, psicólogo social y promotor cultural, autor del poemario Rayal y del Minilibro El gato rojizo y el perro robusto. Su obra ha sido incluida en la antología Hoja de Ruta, publicada en Tijuana, Baja California, en el primer encuentro estatal de Cuento Edmundo Valadés (Sonora), en la Noche de las Letras, por Escritores de Sonora A.C. Encuentro Internacional de Escritores Horas de Junio, por la UNISON. XIV encuentro Internacional de Escritores Bajo el Asedio de los Signos (Obregón) y en el IX y X Festival de la palabra, por Escritores de Sonora A.C. Participante en el marco de la Guelaguetza con el libro Azar de Vuelo, Oaxaca 2022, coautor del libro Escritores y escritoras de la costa de Oaxaca, publicada en la feria del libro de Santos reyes Nopala 2023.