ZAGREO Y.
Llevé a Hemingway contra las cuerdas. No podía caerse.
Cada vez que empezaba a caerse, yo lo enderezaba
con un nuevo golpe. Era un asesinato. Muerte en la tarde
BUKOWSKI
Tengo algunas cosas en común con mi abuela Antonia, entre ellas se encuentra el gusto por el box. La mujer que me hizo adorar a Julio César Chávez, el gran campeón mexicano, también prefiere ver peleas de box antiguas que películas. Esa misma afición me condujo a una suerte de burla en la carrera de literatura: “No le gusta el cine”, decían de mí con aires de menosprecio.
Por su puesto que hay una lista larga de escritores relacionados al boxeo, es suficiente una ligera búsqueda en google para encontrar nombres famosos. Pondré únicamente el ejemplo de Luis Spota, escritor y periodista de la Ciudad de México, quien fue el primer presidente del Consejo Mundial de Boxeo.
Pareciera desde una primera impresión que los boxeadores y las escritoras tienen poco en común. Que el oficio de escribir no es comparable con el desgaste físico de una boxeadora que destroza el gimnasio. En verdad que si comenzamos por ahí son dos mundos distintos. Los puntos de contacto se encuentran en la técnica y en las manos. Los boxeadores se distinguen por su particular estilo, lo mismo que los escritores. Los púgiles imaginan un plan que deben ejecutar arriba del ring a través de sus manos. Mientras que el escritor debe imaginar y plasmar con sus manos sobre una hoja.
Hoja y ring son dos espacios donde boxeador y escritor se encuentran con el pasado.
Apenas hace un par de semanas El “Vaquero” Navarrete retuvo su campeonato de peso Ligero. El resumen de los comentarios generales sobre el boxeo del Vaquero es que es horrible. Se lo han dicho a la cara todas las leyendas del pugilismo mexicano. “Boxea horrible, pero pega como la chingada”, dijo el “Terrible” Morales. El boxeo es caprichoso. Permite a sus protagonistas carecer de técnica si tienen la fuerza, “la onza” se le llama en el mundo de los encordados.
El mundo literario es menos concreto y objetivo que una pelea que se gana por nocaut. El gusto de los lectores determina toda la verdad. Nunca he escuchado decir de un escritor que es malísimo pero gana por nocaut. En ese caso la literatura se encuentra esclavizada por la técnica. Los escritores que han conseguido romper la técnica antes de ser reconocidos no son pocos pero su obra es menos conocida. El ejemplo de Ulises Carrión lo demuestra.
¿Se puede ser malo y ganar por nocaut en la literatura?, ¿Habrá un “Vaquero” Navarrete de las letras mexicanas? Les invito a responder mi pregunta.
Dejo también aquí la pieza más sublime de poesía y boxeo, se la debo a Cristina Peri Rossi, una poeta que me dejó tendido por nocaut.
Distancia Justa
En el amor, y en el boxeo
todo es cuestión de distancia
Si te acercas demasiado me excito
me asusto
me obnubilo digo tonterías
me echo a temblar
pero si estás lejos
sufro entristezco
me desvelo
y escribo poemas.
*Zagreo Y., escritor de tiempo completo. Sobrevivo porque Adri me mantiene. Gracias a un Dios que nunca muere nací en Oaxaca. Críticas, patrocinios o ganas de censura, llamar a la editora.