En la hora de los festejos, de la resistencia, habrá que sacar las cartas credenciales, el origen de la sangre que corre por las venas.
La crítica literaria Malva Flores compartió el viernes 13 en Twitter: “Mis pueblos originarios fueron los mexicas, los portugueses, los negros africanos… Los de ustedes, ¿no? ¿Son puros de sangre? Qué raro. Yo soy mexicana. No llevo resistiendo más que tres años de populismo y simulación y no defiendo la pureza de sangre”.
Malva Flores, afrodescendiente, autora de Estrella de dos puntas. Octavio Paz y Carlos Fuentes, crónica de una amistad (Ariel, 2020), integrante del Sistema Nacional de Creadores comparte su visión de este México que le tocó vivir, segundo año de la Pandemia Covid-19, tercero de gobierno obradorista; este día, fecha de la celebración oficial por los 500 años de resistencia azteca contra la invasión española.
Tarde de agosto, cielo nublado, viernes 13. Las calles de San Martín por la secundaria, 18:00 hrs, poca gente cruza por mi camino, salgo por pan, en la tienda -frente a la Secundaria 106- tomo panes con nerviosa pinza. La mañana de este día Alberto López Morales, corresponsal de El Universal en la región del Istmo de Tehuantepec, publicó una nota con encabezado aterrador: En 48 horas, sepultan a 14 víctimas de Covid-19 en Juchitán; se siguen excavando tumbas.
Antes de salir por el pan me puse a leer a Theodor W. Adorno, Prismas, la crítica de la cultura y la sociedad, (Ariel, Barcelona, 1962).
Las lecturas de trabajo están guiadas por preguntas que llegan desde la cotidianidad, de la vida diaria y ordinaria; son preguntas simples, del que nada sabe y le interesa saber un poco, alejado de la academia y los círculos de la cultura oficiales y revolucionarios (converso mis lecturas con los ebrios de la esquina, con el Inge que vende mezcal, con un herrero y su hijo, Chepil y Chepilito, con el merolico que trabaja en la Central de Abastos).
Hace falta hablar más de la cultura y la crítica en esta Oaxaca nuestra, clasista, Patrimonio Cultural de la Humanidad donde uno de los ejes del desarrollo -decretado por el gobierno- lo fundan “las industrias culturales”.
¿Qué es un crítico de arte?
Adorno derriba lo que nombra, cuestiona, hace preguntas, aclara el tema: ”crítica de la cultura”, “crítica cultural”, “crítico-cultural”. Avanza la tarde, oscura junto a Monte Albán, en San Martín Mexicapam.
“Al crítico cultural no le sienta la cultura, pues lo único que debe a ésta es la desazón que le produce”.
Esta mañana la UABJO anunció el regreso a clases, que será el 23 de agosto, modalidad en línea, por acuerdo de directivos de las escuelas en pasada reunión del pasado 9 de agosto. La información del regreso a clases fluye en los días previos al inicio del nuevo ciclo escolar; las noticias malas llegan del Covid-19, muertes y contagios, y del gobierno federal, que insiste en su idea de que la gente tome las calles, “haga su vida normal”, que los estudiantes vuelven a las aulas.
Habrá que leer, enterarse, hacer preguntas para salvar la vida.
Leo el libro de Adorno, esta tarde en que el gobierno federal, con cartón piedra, relumbrón y falsas danzas antiguas, celebra batallas pasadas, derrotas nuevas: “El fetichismo lleva a la mitología”, dice Adorno. “Los críticos culturales suelen embriagarse con ídolos, desde los prehistóricos hasta los de la cálida época liberal -ya evaporada- que, en el momento de sucumbir, exhortó a meditar en el origen”.
Tunde Adorno a los críticos de la cultura, que sostienen los sueños de la burguesía.
Tarde de muertes y contagios, tarde nuestra, de preguntas que reordenen la condición de mundo y de sujeto; leo, me divierto.
Entiendo que para festejar habrá que asistir a las fechas cargado de preguntas, intervenir la efeméride; con el firme deseo de combatir la ignorancia, que tanto daño hace en tiempos de la emergencia sanitaria.
“No tiemble”, dijo la señora que me despachó los panes.
Por las tardes interactúo en Twitter, contesté a la maestra Malva Flores: “Soy zapoteca, de abuelos negros jamaiquinos, algo de chino corre en mi sangre; de franceses y mexicas, mixtecos, soy cruce de caminos”.
Tarde de letras, lectura y letras; tarde perfecta.