OAXACA, Oax. (sucedióenoaxaca.com).- Este año 2021 tampoco habrá Guelaguetza en el auditorio del Cerro del Fortín. Aún cuando han bajado los contagios de COVID-19, la llamada “Fiesta máxima de los oaxaqueños” tendrá que esperar mejores días, mejores años.
A propósito, la artista y sanadora tradicional, Rocío Morales, organizadora del encuentro “El llamado del caracol”, que desde hace diez años había reunido en la capital oaxaqueña a curanderos y curanderas de varias partes del mundo, sostiene que hoy es un buen momento para reorientar la Guelaguetza que dejó de ser un encuentro de cultura y fraternidad, para convertirse en un espectáculo y negocio que rompió con su esencia original.
“El Cerro del Fortín es un centro energético muy importante para las y los oaxaqueños. Ahí existe una energía que traían nuestros pueblos al venir a ofrendar directamente sus bailes, su música y los productos de la tierra de las comunidades. Eso era una ofrenda. Plantaban sus pies sobre la tierra mirando siempre al universo, agradeciendo los frutos de la tierra”, expone Rocío Morales.
Sin embargo, agrega, “después de la profanación, que ha fraccionado, dividido a los oaxaqueños, ahora no tenemos dónde ir a recrearnos, a sanar el alma. El pueblo ya no tiene acceso al Cerro del Fortín. Yo recuerdo que las familias se unían para ir a cortar azucenas, disfrutábamos de la Guelaguetza, de la convivencia en familia compartiendo los alimentos, y eso es lo que nos arrebataron. Por eso digo que ha sido una profanación. A partir de ahí empiezan las enfermedades”.
La escritora, compositora y cantante de origen zapoteco, considera que las enfermedades recientes, como la COVID-19, tienen que ver con la falta de salud espiritual que era fundamental para los pueblos prehispánicos, pero que actualmente es poco atendida.
También cuestiona que las autoridades estatales hablen ahora de ocho regiones del estado, cuando antiguamente eran siete.
“Hicieron ocho regiones sin saber que el número siete es cabalístico: Los siete altares, siete días de la semana, las siete notas musicales… Todo tiene una historia y un significado, pero a las autoridades eso no les importa”, dice tajante.
Ante lo que considera la decadencia de la Guelaguetza, menciona que desde hace varios años se advierte que esta celebración tiende a regionalizarse. “La gente está volviendo a sus lugares de origen y hacen su propia Guelaguetza; así empezaron a hacerlo los pueblos que no tenían acceso al auditorio del Cerro del Fortín”.
Y advierte que desde la cosmogonía indígena, Oaxaca alberga una energía muy fuerte que si no se mueve y utiliza de acuerdo con las leyes del universo, se irá a otro lugar.
“El sincretismo de nuestra cultura es muy fuerte, aún con la conquista de España los pueblos indígenas han conservado su sabiduría ancestral de acudir a llevar su ofrenda a las montañas: cuando inicia la lluvia, cuando se siembra, cuando se cosecha, por eso hablo de la energía del Cerro del Fortín que ha sido profanado. Debemos ser respetuosos de nuestros sabios abuelos”.
Concluye que todo lo anterior tiene que ver con la pérdida del amor a la Madre Tierra, la cual es fecundada por el Sol. “El respeto que le hemos perdido a la Madre Tierra está vinculado con el respeto que le han perdido los hijos a su madre. Por eso es necesario sembrar el amor a la tierra para que vuelva la salud espiritual y corporal, para que Oaxaca conserve esa energía que lo carcateriza. Y se está preparando para ello”.