JOSUÉ SALVADOR VÁSQUEZ ARELLANES
Dentro de la programación de Oaxaca Cine en su recién estrenada Sala Virtual, Titixe no sólo representa un documental mexicano tan entrañable como humano, también es un viaje a la semilla, un retorno y al mismo tiempo un éxodo al campo y a los lazos familiares.
Aquí la adaptación de una conversación vía telefónica, editada por términos de brevedad, con Tania Hernández Velasco, directora productora, fotógrafa y editora de Titixe, quien amablemente nos compartió parte su visión y de su proceso que hizo posible sembrar este documental y cosechar todo el cariño del público.
Titixe se puede ver hasta el 03 de octubre en: https://www.oaxacacine.com/peliculas/cartelera/titixe/
⋆ ⋆ ⋆ ⋆ No se la pierda
El abuelo y el cine
Mi mamá me ha contado que cuando ella era pequeña había un camión que llegaba a los pueblos a llevar justo cine, era un camión que mi mamá dice que lo llevaban gitanos. Es una referencia que ha existido en el pueblo del cine. Para mi abuela las películas de Pedro Infante y Jorge Negrete son muy importantes, que hablan de este acercamiento que ha habido en el pueblo y de la generación de mis abuelos a través de estos ídolos de la época de Oro de Cine Mexicano. Yo creo que cuando yo le hablaba a mi abuelo de hacer una película con él sobre el campo, hablábamos mucho de que quedara registrada esa sabiduría del campo, eso fue lo que se nombró. Nunca hablamos para qué o para quién, pero para él era importante hacer un ejercicio de trasmisión. Mi mamá me dijo que mi abuelo preguntó si yo iba a poder hacer esa grabación (así le decía), y eso fue algo que detonó mi motivación, ver que esa conversación que llegamos a tener sí tuvo una resonancia en él. Se sembró la semilla.
La vocación de hacer cine
Desde que era pequeña he sentido una motivación muy abstracta por mejorar el mundo, y cuando era preadolescente me preguntaba si me iba a ir por un camino más social, por ejemplo abogacía o algo así; y cuando tenía 15 años vi una serie de películas que cambiaron mi rumbo completamente y sobre todo porque me di cuenta que a través del cine se podía una acercar a las experiencias humanas de otras personas a un nivel muy cercano, que era una manera de tejer puentes, de crear empatía y vínculos. Y creo que las experiencias estéticas que llegué a tener en ese momento me conmovieron tanto que yo también quise intentar al menos buscar ese camino con otras personas.
Los Olvidados de Luis Buñuel y Asfalto de Joe May (película alemana del expresionismo alemán) me marcaron, sobre todo Asfalto, que se musicalizó en vivo en el Centro Histórico y que mi padre me llevó a ver.
No pensar el cine como un vehículo exclusivamente temático, sino como experiencias humanas, como viajes, y a veces se necesita ese acompañamiento para tratar de entender, o recibir las películas desde ese lado más libre.
Agnès Varda
El cine de Agnès Varda me ha marcado fuertemente, y algo que me motivó muchísimo al ver Los espigadores y la espigadora fue al ver este puente entre la realidad externa social complejísima, y el propio cuerpo y la propia experiencia de Agnès Varda, esta ida y vuelta entre la primera persona y la tercera persona; y es que es una película sumamente generosa y tierna con las otras personas, no es una película que sólo existe para ella, sino que también acompaña con mucho cariño y dignidad a las demás personas. Para mí sí es una referencia de cómo hacer cine en cuanto al uso de herramientas, sobre cómo le da la vuelta al trabajar con una pequeñita cámara y a utilizar los límites de ésta para crear discurso.
En un primer momento la película no se llamaría Titixe, y justo esto es un hallazgo posterior después de haber concluido el proceso, como darme cuenta que había quedado algo valiosísimo después de la cosecha, que no todo estaba perdido y que lo que habíamos hecho era pepenar en el campo, buscar el titixe y hallar algo hermoso, creo. Entonces el entretejido con Agnès Varda tal vez siempre estuvo ahí como referencia pero fue cuando la película se rebautizó como Titixe que tomó verdadero sentido la referencia.
El primer título tenía que ver con observar las cosas crecer, que al final sí es algo importante en la película, pero que se queda en el plano de la experiencia.
Cuando estaba grabando tenía la sensación de que los brotes (de frijol) estaban bailando, además porque se escuchaba la música del pueblo, lejana, pero que fueron impresiones que anoté en un cuadernito y que luego busqué en la edición. Yo siempre he sabido que a mi abuelo le fascinaban las (canciones) norteñas, y que esa música tenía que acompañar los procesos de la película. La película tiene una parte de homenaje que lo podemos leer de manera más precisa mi familia y yo, pero fueron una serie de reglas no escritas que yo también puse para el proceso, es decir, que si estábamos honrando el recuerdo de mi abuelo, que lo hiciéramos a partir de la música que le gustaba.
Música del campo
Creo que tiene que ver con la fascinación que yo sentí con el terreno, sus elementos y con el proceso de siembra y cosecha, hay una parte de visión lúdica, de disfrute, y de estar maravillada frente a esa naturaleza y frente a esa sabiduría del trabajo. Comencé a tener conciencia que tenía que ser balanceado con la parte más amarga de la experiencia de la vida en el campo, para acercarnos a esa amargura que está latente en mi familia que es parte como de ese éxodo que hemos atravesado y que sentí de manera muy fuerte.
A 6 años de la muerte del abuelo, la abuela (de 86 años) todavía tiene el terreno, y decidió parar el proceso de la venta, y lo ha seguido dando a cosechar a otras personas de la familia que viven allá. Pero cada vez es más complicado porque la abuela ahora vive acá, y es una gestión bastante compleja y ella ha intentado delegarla, así que está en puntos suspensivos.
Comunalidad
Tengo preguntas críticas acerca de cómo el mundo del cine podríamos replantearnos de manera más justas y horizontales la figura de la dirección, y si bien Titixe parte de un esfuerzo familiar, de un esfuerzo de comunidad de amigos y amigas, sí existe la visión personal de una directora. Sí hay un esfuerzo colectivo, pero también hay una visión autoral. Son preguntas que nos estamos haciendo, que son pertinentes ahora mismo, y encontrar eso mismo sin borrar las responsabilidades. Si bien hay procesos colectivos que inician y se cuestionan desde la colectividad, también hay proyectos donde tienen un poco de eso pero donde la responsabilidad estética o si hubo un acercamiento justo o injusto con la realidad, debe ser acotada a las personas que tomaron esas decisiones, alguien debe dar la cara. En ese sentido es una conversación muy interesante y de la que aprendido un montón sobre todo de las comunidades como toda la banda de Guelatao. Son preguntas que tienen que ver sobre cómo podemos coaccionar ciertas maneras hacer cine de maneras más horizontales y equitativas.
Cine mexicano
Es un tema donde igual tengo muchas preguntas porque justo la situación actual crítica con la cultura en México nos habla de una precariedad, de condiciones más difíciles para sacar adelante los proyectos y un quehacer con recursos que puedan garantizar unas condiciones mínimas para poder trabajar, que a las personas se les pague lo que merecen por el trabajo que realizan.
La experiencia con Titixe me dejó clarísimo que hay una manera de hacer cine que tiene que ver con los recursos mínimos, con los esfuerzos colectivos, y hay que nombrarlo también, con el desgaste muy fuerte a nivel físico de las personas. Y es que muchas veces no vemos el trajo hormiga sostenido por meses y años de las personas que hay detrás. Y no significa que si no hay fondos públicos se va a dejar de hacer cine, claro que no, siempre se va hallar la manera; hay como unidades resilientes en este país como que han hallado otras maneras de organizarse, pero hay que tener cuidado con romantizar una forma de trabajo donde no hay condiciones mínimas para que las personas puedan salvaguardar su bienestar.
El panorama ahorita es complejo, habemos muchas personas preguntándonos de cómo darle la vuelta, y eso habla de una comunidad muy grande que también es muy distinta entre sí como una comunidad con clases sociales adentro y también centralizada, con vicios hasta racistas. Pero creo que desde muchos frentes hay como gestos de resistencia y de buscar alternativas muy fuertes a la hora de hacer cine, y eso tiene que motivarnos para seguir haciendo cine.
Cine de semillas
Si tuviera que definir mi cine hablaría más como de un cine de semillas, donde siembras algo y ojalá se dé pero hay probabilidades de que tampoco se dé, es como un cine donde una siembra y tiene que nutrir, nutrir, y lo que emerge o lo que se cosecha no necesariamente era lo que esperaba al principio, pero que está bien, que lo importante es ese viaje para ver cómo se creció y cómo emergió una película, más que una certeza en sí misma.
El público
Es una de las preguntas más difíciles que llevo tiempo planteándome. En realidad algo que me parece importante puntualizar, es que cuando uno ve una película en una sala de cine, todas esas personas son tan distintas entre sí que cómo podrías englobarlas en un sólo público o en una sola etiqueta. A mí me cuesta mucho trabajo nombrar para quién hago cine. Trato de hacer cine para mí y eso tiene una vertiente que podría sonar ególatra, pero que tiene que ver con las preguntas y necesidades que yo tengo y un poco es eso lo que me motiva a hacer una película y no tanto una cuestión de ‘y entonces quiero llegar a este lugar’. Pero la verdad una brújula que he tenido es que mis películas resuenen con mi familia, y eso es como una especie de directriz porque al final hay cuestiones que vinculan a mi familia con comunidades mucho más grandes; en ese sentido esa sería una manera de tender puentes con otras personas, pero si pienso en una audiencia concreta me cuesta trabajo porque siento que es un lenguaje que viene de marketing cinematográfico.
Por fortuna la película ha recibido mucho cariño del público y esto es algo que una no puede controlar.
Plataformas digitales
Es interesante porque si bien hay una parte que podríamos idealizar que hay más contenido disponible, y creo que en definitiva internet hace que se desterritorialicen los espacios, y bien podría haber una aparente acceso a otros públicos, creo que hay todavía una chamba muy fuerte que hacer a nivel de difusión de ciertos contenidos. Hay tanta oferta y se mueve tanto que al final sí hay una actitud preconcebida a lo mejor de cierto tipo de espectador, espectadora, de darle play a lo que está más accesible, y es como esta ruta tan obvia como abrir Netflix y poner lo que hay a pesar de que no tiene una curaduría personalizada. Al final hay una falsa libertad en ese sentido, y que hay maneras de ‘hackearla’ y de encontrar esos otros contenidos; y que por eso son importantes los esfuerzos que realizan cineclubes, asociaciones, festivales, porque hacen el esfuerzo de visibilizar esos contenidos que a lo mejor ya podrían existir ahí o no, pero el traer al encuentro a estos realizadores y realizadoras, hay un acercamiento distinto a la frialdad de solamente prender o abrir una plataforma y darle play, y si no te gusta quitarlo y listo.
https://www.oaxacacine.com/peliculas/sala-virtual/
Crítica cinematográfica ¿se necesita?
Muchísimo y justo más por esto de las plataformas, hay tanta oferta que la crítica lo que hace creo actualmente muchas veces, es funcionar como contrapeso de los armatostes publicitarios de los gigantes cinematográficos. La crítica permite no sólo crear una ruta de visionados o de acercamiento al cine como más cercana desde lo humano y menos desde la información técnica o publicitaria que hay de un título, y en ese sentido estoy agradecida con un recibimiento cariñoso de la película que tiene que ver mucho con una generación de críticos y críticas que hablan mucho en primera persona y de cómo se posicionan ellos ante las obras y no tanto cómo dar una verdad objetiva de si una película es buena o mala.
Proyectos
Estoy trabajando en un proyecto de largometraje que todavía está en pañales. Parte de mi propia experiencia, de mi propio cuerpo, de mi propio lugar en el mundo, un poco como Titixe. [Sembrar es] un saber muy complejo e importante y muy hermoso. Ojalá tenga oportunidad de sumergirme de nuevo.
*JosuéCinefágo: El que tiene el hábito de comer y devorar cine.
#NosVemosEnSalaVirtual