ELIZABETH PÉREZ CASTRO
Ser mujer no es algo sencillo, estamos expuestas ante un Estado que aun titubea cuando se trata de defender nuestra vida y nuestros derechos, vivimos en una sociedad que a veces no termina de comprender porque “pedimos más”, convivimos con personas que piensan que estamos exagerando, con leyes que nos violentan, con un Presidente que no reconoce la magnitud de los problemas que nos aquejan.
Y por eso marchamos, porque necesitamos gritar nuestra rabia, gritar para que nos escuchen, para que se den cuenta de que somos más de la mitad de la población del mundo, para denunciar los abusos y las violencias de las que somos víctimas, para recordar a quienes han luchado antes que nosotras por los derechos que hoy disfrutamos, para que las niñas, jóvenes y adultas sepan que no están solas, que tienen voz, que siempre habrá alguien dispuesta a apoyarlas y defenderlas.
Marchamos en unidad para poder abrazarnos, para reconocernos y valorarnos, para recordar que somos compañeras, que sí tocan a una tocan a todas. Marchamos porque creemos que otro mundo es posible, marchamos para hacer vibrar el espacio público y apropiarnos de él, para recordar que nuestra lucha es algo inacabado y que la igualdad es la conquista hacia la que nos encaminamos.
Marchamos para tomar fuerzas y continuar, para juntar ánimos, para compartir nuestras experiencias, para escuchar a las otras. Para saber y reconocer que cada quien desde su trinchera está aportando al avance de la igualdad y el empoderamiento de las mujeres, marchamos para expresarnos, para ganar espacios, para conocer y aprender de las luchas de las demás, porque no hay acción pequeña cuando se trata de visibilizar y mejorar las condiciones en que vivimos.
Cada centímetro que le ganamos al patriarcado es un logro, cada letra “A” que logramos colocar en un documento es un triunfo, cada mujer que logra liberarse de su agresor es una heroína, cada madre que educa en igualdad es un factor de cambio, cada mujer que estudia y denuncia la violencia machista es una transgresora; cada tesis, artículo, sentencia, cada texto que expone y visibiliza la condición de las mujeres es un aporte real y valioso a la lucha por el reconocimiento de nuestros derechos.
No estamos solas, no somos unas cuantas, somos millones y vamos a marchar por nosotras, por las que no están, por las que no vuelven a casa, por las que esperan, por las que buscan, por las que no encuentran, por las que lloran, por las que no pueden salir, por las que viven con miedo, por las niñas, por las que vienen atrás, por la que es aliada, por la que es compañera, por la que no es machista ni feminista, por las que hacen doble jornada.
Hoy marchamos por todas, para que todas y todos recuerden que no nos vamos a dejar, que vamos a seguir luchando, que vamos a pedir más y que necesitamos más.
Queremos vivir en igualdad, que nuestros derechos sean respetados, que nuestros aportes sean reconocidos, queremos vivir dignamente, queremos vivir sin miedo.