OAXACA, Oax. (sucedióenoaxaca.com).- ¿Es usted el mejor saxofonista del mundo? pregunto directamente a Filomeno Ortiz García, integrante de la sección de saxofones de la Banda Sinfónica de la Secretaría de Marina; artista patrocinado por la prestigiada marca francesa Selmer, fabricante de los saxofones que tocan los mejores jazzistas del planeta; y solista en la mayoría de conciertos para saxofón en la mayoría de orquestas sinfónicas de México incluida la Nacional.
Sonriente responde:
-No. Por supuesto que no. Ni de México, ni de Oaxaca, ni de mi pueblo. No, para nada. Todos los días pienso en lo mismo: no sé nada. Cada día es como empezar de cero: hacer mis respiraciones, no tan largas; sonidos, afinación. Luego me pregunto: ¿De verdad tú vas a tocar de solista en la noche?
Si me preguntas, la realidad es que yo me muero de miedo antes de un concierto porque me digo que no sé nada. No falta quien me eche flores, pero yo sé que debo redescubrirme siempre, y como maestro en la Ollin Yoliztli y en el Conservatorio Nacional mi función es ayudar a que otras personas suban un escalón y logren lo que yo no pude.
Así se define Filomeno Ortiz García, quien está de vuelta en su tierra para ofrecer un concierto de música de cámara este viernes 01 de marzo en el Claustro del Centro Cultural San Pablo, acompañado del pianista franco-oaxaqueño Pierre-Arnaud Le Guerinél.
Nacido en San Mateo Piñas en la costa oaxaqueña, hijo de padres cafetaleros, relata en entrevista que su formación como saxofonista fue extraña, con varios tropiezos, en una época en la que no existía en ninguna parte de México la carrera profesional de este instrumento.
Platica que cuando emigró con sus hermanos de su tierra natal a la ciudad de Oaxaca, llegaron a la agencia de San Martín Mexicapam, donde su hermano mayor, a fin de tenerlo ocupado, lo inscribió en clases de música con el maestro Juventino Ramírez.
En aquella época tenía once años, y una vez que empezó a leer solfeo, el maestro Juventino, sin preguntarle, puso un saxofón en sus manos. “Tal vez porque él es saxofonista y quería tener un compañerito”, dice divertido.
Ya avanzado en sus estudios musicales, su opción era incorporarse a la Orquesta Sinfónica Libertad que dirige el maestro Mauro, hermano de Juventino Ramírez, pero la Sinfónica no tiene saxofones, así que se enroló con algunos grupos “famosillos” de Oaxaca, como Nativo Show, Junior Klan y Kalimba, con los cuales tocaba mientras estudiaba la preparatoria.
Al concluir su educación media, sin estar seguro de qué carrera elegir, se animó a irse a la Escuela de Música Vida y Movimiento Ollin Yoliztli por influencia de sus compañeros y amigos de la Orquesta Libertad que se iban a estudiar a la Ciudad de México.
Sin embargo, comenta, debía preparase para el examen de ingreso, y cómo no había carrera de saxofón tenía que aprender a contrarreloj otro instrumento y se puso a estudiar clarinete, “lo más cercano al saxofón”.
Aunque se presentó al examen sin el nivel necesario, tuvo la buena suerte de que el maestro que lo evaluó, cuando estaba a punto de “tronarlo”, le preguntó de dónde era. Cuando le dijo que era oaxaqueño, confió en él y lo aprobó.
“Todos los que pasaron antes de yo tocaban muy bien, fui el que menos tocaba, pero al maestro como que le dio pena decirme de tajo estás fuera. Me preguntaba: ¿Te sabes algo más? ¿Cómo te llamas? ¿De dónde eres? Cuando le dije de Oaxaca me comentó: Tengo amigos allá, he ido, pa pa pá… y así fue que me aprobó. Agradezco a los compañeros que hicieron brecha antes para abrirnos paso a los oaxaqueños. El maestro pensaría: seguramente le va a echar ganas”, recuerda.
Pero como el clarinete nunca le llamó la atención 100 por ciento, aunque llegó a tocar como extra en varias sinfónicas del país, lo suyo era el saxofón, así que un día conoció a un profesor de la Escuela de Música de Xalapa quien le aseguró que podía hacer compatibles ambos instrumentos, y eso lo decidió a dejar la Ciudad de México para irse a estudiar a Xalapa, donde aprendió y se fogueó como solista en la mayoría de conciertos para saxofón. Pero tampoco fue su casa definitiva.
Otro día se le presentó la oportunidad de concursar para un puesto de saxofonista en la Banda Sinfónica de la Marina y no lo dudó, audicionó, se quedó y desde hace 19 años forma parte de la sección de saxofones de la institución militar, la cual le brinda ciertas facilidades para acudir a invitaciones como solista.
No conforme, cuando por fin se abrió la carrera de saxofón en la Ollín Yoliztli estudió formalmente la licenciatura, luego aplicó para varias becas internacionales, las cuales se le negaban porque rebasaba la edad límite, pero al fin su oportunidad llegó y se fue a realizar la Maestría en Interpretación de Saxofón a Montreal, Canadá.
Actualmente, el maestro Filomeno Ortiz es catedrático de la Ecuela Vida y Movimiento Ollin Yoliztli y en el Conservatorio Nacional. Además dirige el Cuarteto de Saxofones Kumi. Y aunque ha participado en festivales y certámenes, menciona que su mejor premio es haber logrado convertirse en un saxofonista profesional, a pesar de tener todo en contra, lo que le permite contar con una forma de vida para él y su familia.
Este viernes 01 de marzo, a las 20:00 horas, se presenta en el Centro Cultural San Pablo donde estrenará una obra del jazzista oaxaqueño Arodi Martínez. La entrada es libre.