SANTA LUCÍA DEL CAMINO, Oax. (sucedióenoaxaca.com).- Con la autoridad que le confieren la composición de más de 150 obras y al menos 300 arreglos, Adolfo Aracén Hernández, nacido en Santo Tomás Lachitaá, Villa Alta, Oaxaca (1952), es un serrano que defiende ferozmente la autenticidad de la música tradicional oaxaqueña que, en su opinión, se ha “distorsionado” en los últimos 30 años.
“Veo con tristeza que se han perdido en el valle de Oaxaca las bandas tradicionales que tocaban danzones y jarabes; ahora escuchamos puros tamborazos en las fiestas; hasta en la Guelaguetza las delegaciones desfilan con tamborazos. Eso es una grosería para nuestra cultura”, expresa enfático.
El maestro Aracén advierte desde el inicio de la entrevista que hay mucho qué criticar: el actual trabajo de las bandas de música en todas las regiones, en las instituciones de enseñanza musical, y en la clase política que suele utilizar a las y los músicos en tiempos electorales pero que después se olvidan de ellos. Reparte parejo.
-Me han dicho que usted es un músico que no se deja de nadie.
-No. Soy muy terco en mi línea. Allá en la sierra hasta le grito a mi gente cuando les digo que hay que conservar nuestra identidad. También le he tirado al gobierno porque no me dejo cuando me quieren manejar; hay quienes lo aceptan, pero yo estoy en contra de que traigan a las bandas a tocar a la ciudad, les den para su pasaje, la comida y una fotografía con el gobernador.
La entrevista se desarrolla en un comedor del mercado Las Flores, frente a la Ciudad de las Canteras. Mientras sorbe un chocolate habla abierta y tajantemente sobre lo que hace, lo que piensa, y lo que desea que hicieran autoridades culturales federales y estatales para recuperar la grandeza de las bandas de música de la entidad.
-Me considero músico, director, compositor y arreglista de la música tradicional oaxaqueña. Cuento con más de 150 composiciones propias, todas retomando el ritmo, la forma, el carácter y el estilo de la música oaxaqueña que decimos que es nuestra porque se nos impuso hace 500 años por parte de los españoles, pero que ya la conocemos como propia y es la que nos da identidad hoy en día.
Pienso que debemos de conservar, preservar y rescatar lo que se ha ido perdiendo porque de ahí emana el turismo que viene a dejar dinero a Oaxaca, al que atrae nuestra identidad: la gastronomía, trajes, música, danza, zonas arqueológicas, toda la riqueza cultural que tenemos, y a la que desgraciadamente el gobierno no le da importancia, solamente cortan manzanas de los árboles crecidos, utilizan a las bandas para eventos políticos pero no son capaces de trabajar en la formación de nuevos directores tradicionales para conservar esa raíz cultural.
De paso por la ciudad de Oaxaca, proveniente de Acayucan, Veracruz, donde se encuentra asesorando la integración de una banda de música, el autor de piezas infaltables en los repertorios bandísticos como “Estrella del recuerdo”, “Así es Oaxaca” y “La chuparrosa”, señala sentirse preocupado por la “aculturación” y el “malinchismo” que exhiben las bandas oaxaqueñas.
-Yo hago trabajo de rescate cultural, investigo los ritmos que se han ido perdiendo en el tiempo por la llegada de nuevas culturas, de la globalización, la aculturación, y porque el mismo gobierno ha incentivado el malinchismo.
Tenemos escuelas en la Sierra Juárez donde en lugar de revalorizar la cultura propia están imponiendo la música clásica europea en todos los conciertos de la Sierra. Los jóvenes que egresan del CIS número 8 de Zoogocho, del CECAM, le tiran a la música clásica europea pensando que así ya son mejores músicos, cuando no saben que la cultura oaxaqueña es una cultura rica, si lo dudan pregúntenle a los extranjeros que vienen año con año a ver la Guelaguetza.
Me da lástima ver a las istmeñas con su lujoso traje bailando con tamborazos en la Guelaguetza. Pero en vez de llorar me río.
Para mí que es una mentada de madre vestir traje mixe y tocar música europea.
La música clásica europea es para las salas de concierto, no para las bandas tradicionales.
-¿Qué podría hacerse para recuperar los géneros tradicionales?
-Estoy trabajando en eso por mi cuenta. Lo hago sin ningún dinero público. Mis composiciones se proponen recuperar los ritmos que se han ido perdiendo, no solamente obras sino también sones, danzas, marchas fúnebres, piezas religiosas.
Tengo un proyecto que denomino “Preservación, Conservación y Rescate de la Identidad Oaxaqueña” cuya finalidad es formar más compositores y directores tradicionales que recuperen lo que se ha perdido en nuestro estado.
-¿Eso no le corresponde al gobierno?
-Una vez, hace muchos años, al gobierno estatal le gustó este trabajo y me dijeron, tráelo. Sí lo traigo les dije, pero le van a pagar a cada músico 100 mil pesos mensuales de los de entonces, porque por 200 pesos me van a escupir la cara. No los pagaron.
Quien me ha financiado ha sido una fundación norteamericana.
Ojalá que el nuevo gobierno federal enfoque a las instancias culturales a revalorar lo que tenemos como riqueza cultural en Oaxaca. Porque el gobierno siempre ha utilizado a las bandas en sus proyectos políticos pero nunca se han interesado en formar más compositores tradicionales, y si esto sigue así después ya no vamos a tener ni bandas, habrá bandas distorsionadas pero no bandas oaxaqueñas.
-¿Qué compositores existen aún de música tradicional oaxaqueña?
-Está el maestro Gilberto Baltazar, no sé si todavía escribe pero todavía puede; está Honorio Cano, el maestro Eduardo Díaz Méndez. Hay jóvenes directores pero no hay jóvenes compositores. Yo estoy en disposición de enseñar lo que sé.
Y hay muchos maestros que tienen obra pero hace falta difundir sus partituras, como el maestro Lico, y otro compositor de la Sierra Juárez, el maestro Ventura. Esta es mi línea: dar a conocer obras de los autores que están guardadas o en la basura.