La crisis en el PAN quiere seguir profundizándose por los comportamientos de algunos de sus dirigentes, pero la presidencia de Marko Cortés y la coordinación senatorial de Rafael Moreno Valle parecen haber superado el colapso anayista con el aislamiento del senador Damián Zepeda.
El desplazamiento pactado de Zepeda primero de la presidencia del PAN y luego de la coordinación de la bancada panista en el Senado sería el último ajuste del desorden en los liderazgos que dejó Ricardo Anaya Cortés cuando tomó por asalto la presidencia y las principales posiciones de poder, se auto nombró candidato presidencial, dejó a Zepeda cono intendente y encabezó una alianza desaprovechada políticamente con el PRD.
En el escenario de la derrota de Anaya y las nuevas alianzas en el partido, la salida de Zepeda de la presidencia interina del partido y del Senado era más que obligada, sobre todo porque el PAN tiene mejores expectativas de reorganización para las batallas que vienen contra el populismo lopezobradorista. Pero Anaya y Zepeda han preferido el camino de la tribalización al estilo PRD, PRI y Morena y parece que han fracasado en inventar una crisis interna.
En los reacomodos en el PAN rumbo a las legislativas del 2021 y de las presidenciales del 2024 nada tienen ya qué hacer Zepeda y Anaya, no tanto porque carezcan de aliados o de ideas, sino porque sus comportamientos tribales quieren afectar la recomposición del PAN después de la derrota de Anaya. Como se perfilan los escenarios sucesorios, en el 2024 sólo habrá dos fuerzas en pugna: Morena y el PAN.
La gestión de Zepeda en la presidencia del PAN y de Anaya como candidato presidencial llevaron al PAN a su peor derrota desde que en 1988 inició el partido su ciclo de partido en busca de la alternancia: 17% de voto presidencial, 16% de diputados y 18% de senadores. A nivel de votación presidencial, Anaya y Zepeda bajaron al partido del 26% de 1994 y dos victorias presidenciales al 17% como partido (sin los escasos votos del PRD), debajo del 25.7% que logró Josefina Vázquez Mota en el 2012 sin alianzas.
Anaya dejó a Zepeda como presidente interino del partido no para potenciar las campañas panistas, sino para proteger áreas internas de poder. El resultado fue el hundimiento electoral del PAN. Al final, Zepeda se apropió de una candidatura plurinominal de senador y no pudo manejar al partido en una de las campañas presidenciales más desafiantes por la figura dominante de López Obrador. Y con maniobras al estilo priísta, se auto promovió como jefe de la bancada panista en el Senado.
Desplazado del PAN por las reglas internas y las nuevas alianzas, ahora Zepeda se quiere convertir en el traidor que sirva a los intereses de Morena y el PRI. Y por sus primeras reacciones, Zepeda estaría revelando las principales preocupaciones en el ambiente por el cambio en la presidencia del PAN y el ascenso de Rafael Moreno Valle a la coordinación de la bancada en el Senado. Con pivotes en el Senado y en la Cámara, el PAN estaría formando un bloque de poder sólido, a diferencia de la fragmentación en el PRI y el PRD y la falta de cohesión interna en Morena como una Torre de Babel de grupos, intereses y tribus.
Por lo demás Zepeda podría estar ante el umbral de investigaciones sobre irregularidades en sus actividades como diputado federal 2012-2015, sobre todo por presuntos manejos no autorizados de recursos. Como legislador, Zepeda desvió recursos presupuestales para obra pública como candidato a la alcaldía de Hermosillo en 2015 a través del Consejo Estatal de Concertación para la Obra Pública (CECOP). Algunas fuentes señalan que hay expedientes integrados. Pese al apoyo de Gustavo Madero, Zepeda perdió la elección a la alcaldía de la capital de Sonora.
Luego de ser desplazado de la presidencia del partido y de la coordinación senatorial que se auto escrituró, ahora Zepeda se quiere convertir en el ariete de Morena contra la coordinación de Moreno Valle, ex gobernador de Puebla. Sin embargo, hasta ahora ha fracasado en su intento de conformar una tribu disidente en la bancada panista. Y su jefe político Ricardo Anaya Cortés decidió por lo pronto marcar distancia del PAN y de sus principales dirigentes, como consecuencia de su estrepitosa derrota, y pasará un tiempo dando clases en los EE. UU.
Los escenarios del PAN después de la derrota presidencial contextualizan la ofensiva de Zepeda contra Moreno Valle por el debate en tribunales de la votación para gobernador de Puebla que ganó el PAN y que Morena ha impugnado para anularlas y la lucha de gobernadores panistas contra la jerarquía intermedia de Morena-López Obrador en la figura de superdelegados estatales que quieren a anular a los mandatarios electos.
Objetivamente, Zepeda le hace el juego a Morena y a López Obrador.
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