Los foros sobre seguridad no se suspendieron por razones de organización y tiempo para diseño de estrategias, sino porque bandas criminales amenazaron con atacar las reuniones con violencia.
Sin un organismo de inteligencia, con el CISEN desprestigiado y diezmado, con las fuerzas armadas humilladas por el próximo poder civil y con enfrentamientos entre la secretaria designada de Gobernación. Olga Sánchez Cordero, y el secretario designado de Seguridad Pública, Alfonso Durazo Montaño, el presidente electo López Obrador está acercándose al infierno de la realidad.
Los mensajes de la realidad son inocultables: si el crimen organizado ha aumentado sus acciones para acotar las intenciones del próximo gobierno, los grupos radicales también están revelando sus propias limitaciones. La violencia a sillazos de la Coordinadora de maestros disidentes contra el foro organizado en Acapulco por el secretario designado de Educación, Esteban Moctezuma Barragán, fijó los límites de la alianza: o se regresa al punto en el que la relación gobierno era vía canales ilimitados de dinero a los líderes y el manejo sindical de la política educativa o las protestas violentas seguirán estallando.
Lo que parece que nadie ha entendido es que la famosa Cuarta Transformación –de existir en los planes reales de López Obrador– implica un rediseño del Estado, aunque sin perder sus resortes priístas de control social. Sólo que en los tiempos del viejo régimen el PRI era el aparato de control, conducción y mediación de reformas por su cohesión interna y sus liderazgos eficaces y ahora Morena es una Torre de Babel de intereses sin orden y todos ellos muy mezquinos.
Nada ilustra mejor como los morenistas van por el poder que las disputas minúsculas por la oficina de comunicación social de la Cámara de Diputados. El presidente de la mesa directiva, Porfirio Muñoz Ledo, llegó hasta la estridencia con López Obrador para que le dejaran poner a su operadora de prensa, sin entender que la mayoría absoluta morenista no implica la imposición del interés de uno de sus legisladores. Al final gano Muñoz Ledo, pero perdió el sentido democrático de Morena.
Hasta ahora parecen dominar los intereses de los morenistas que llegan por primera vez al poder real, en tanto que los morenistas del PRI, del PRD y del PAN prefieren asegurar sus parcelas tribales de poder. Pero ambos se han olvidado que llegaron a la mayoría legislativa no para relevar sólo a figuras priistas, sino para reconstruir al Estado. Nosotros ya nos vamos, les acaba de decir el canciller Luis Videgaray, y ustedes se quedarán solos.
La confusión ocurre en la seguridad pública; López Obrador y sus aliados se han dedicado más a desprestigiar a las fuerzas federales, estatales y municipales de seguridad, que a ofrecer un programa coherente, rápido y eficaz para arrancar el 1 de diciembre con una estrategia que vaya más allá de donde llegaron Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.
La idea central que ha prevalecido es la de enfocar el problema desde la óptica de la buena voluntad y los derechos humanos, pero las amenazas creíbles de que bandas criminales atacarían sedes de los foros probaron que la inseguridad no es producto de la pobreza o de la falta de oportunidades, sino de la asunción del mal como una opción directa. Las amenazas fueron tan reales que la decisión del equipo de López Obrador fue cancelar los foros que faltaban ante la incapacidad de resistir un ataque masivo.
Asimismo, las amenazas de los grupos criminales contra los foros fueron la prueba de que los criminales no andan en busca de amnistía o perdones sin olvido, sino que en la crisis de seguridad se disputan tres cosas: el dominio del poder de violencia de los grupos criminales sobre el Estado, la decisión de evitar la socialización del debate sobre seguridad y el mensaje de que los criminales no quieren un pacto con el Estado, sino que harán uso de toda su violencia para mantener el control de sus territorios. Es decir, que las amenazas de atacar los foros fue el primer enfrentamiento de la estrategia de seguridad de López Obrador contra los intereses de dominación criminal de los grupos delincuenciales.
Las amenazas contra los foros de seguridad y los sillazos de la CNTE en Acapulco adelantaron la bienvenida de López Obrador a la presidencia el próximo 1 de diciembre. Y lo más grave fue el hecho de que sólo esos dos indicios revelaron que López Obrador aún no asume el gobierno y ya ha visto fracasar ante la realidad sus estrategias de conciliación.
-0-
Política para dummies: La política es el reino de la realidad, porque las ficciones sólo son demagogia o ilusiones.
@carlosramirezh
—30—