JUCHITÁN DE ZARAGOZA, Oax. (sucedióenoaxaca.com).- A punto de cumplirse tres meses del sismo ocurrido el 7 de septiembre, que devastó más de ocho mil viviendas, según registros municipales, la tarde del pasado lunes volvieron a iluminarse de colores y formas los muros de esta población istmeña.
Grafiteros –artistas visuales callejeros-, encabezados por Jomer tomaron la fachada del Teatro de la Ciudad, ubicado en la céntrica avenida Hidalgo, y desplegaron los trazos que forman la imagen de un rompecabezas entre las manos de un niño para representar el proyecto cultural “El nuevo mapa de Juchitán”, en el marco del Festival Interfaz del ISSSTE que este año se extendió hacia la zona afectada por el desastre natural.
Jomer, firma artística del artista urbano originario de esta ciudad, mencionó que esperaron hasta los tres meses para volver a intervenir las paredes, “porque pensamos que era necesario expresar respeto por el duelo y dolor de tanta gente afectada por el terremoto”.
La fachada intervenida fue celebrada por los vecinos, quienes sostuvieron que “resulta de gran utilidad para la población volver a contar con la alegría y los colores que salen de los jóvenes artistas”.
El proyecto “El mapa de Juchitán” contempla cinco intervenciones callejeras, en dos de las cuales el trazo de los artistas locales se sumará a los diseños de Demián Flores y Sabino Guisu, pintores de reconocida trayectoria originarios de este municipio, que bajo la técnica de la proyección concretarán las propuestas plásticas digitales.
En la segunda jornada del proyecto cultural que concluirá el jueves 7, a tres meses del sismo de septiembre, los organizadores contemplan la participación del grupo de niños que interpretan música tradicional conocida como Pitu nisia’ba, ejecutada sobre caparazones de tortuga, astas de venado y flauta de carrizo, dirigidos por el maestro Héctor Sánchez Santiago.
El grupo está compuesto por niñas y niños, que estudian solfeo y ejecución de los instrumentos tradicionales de la música zapoteca.
Los infantes empezaron a estudiar música en los días posteriores al terremoto, “son niños de los albergues, pequeños que perdieron sus casas y se acercaron a la música como una forma para transformar su dolor en expresión musical”, dijo el profesor Sánchez Santiago.