De qué manera llegar a las playas de Ítaca,
de qué manera
besarle sus piernas desnudas,
si ella
-la de los negros cabellos-
espera al otro,
al que se fue.
HÉCTOR CARRETO/ ¿Volver a Ítaca?
En el municipio de Juchitán, en el Istmo de Tehuantepec, los jóvenes que decidieron integrarse a la dirección de Cultura del cabildo enfrentan problemas con sus compañeros de generación, ellos no aceptan que sus amigos sirvan en un “ayuntamiento ineficiente y corrupto”. En un tiempo fueron opositores a los políticos, los partidos políticos, la política; al gobierno, querían ser artistas. Ahora, alguna parte de esa generación integra el gobierno municipal, ¿cómo convivir con esta integración?
En alguna noche de cervezas y plática, durante la feria del libro de mayo, llegaron a esta conclusión: “Hay que ser opositores, mantenerse en oposición: hagamos las cosas que nos corresponden bien; como una forma de ser oposición dentro de la administración del desastre”. Los recientemente nombrados funcionarios sostienen, “ser servidor público resulta como darse un tiro en la propia pierna; seremos criticados negativamente, no importa”, saben que nada de lo que realicen será bueno a los ojos del ciudadano y que nada, también, cambiará para la población a partir de una acción de cultura, “todo lo pudre el gobierno, el poder”. Sólo se mantienen en el gobierno para ser opositores, honestamente opositores.
Leo las reseñas periodísticas sobre la exposición de Francisco Toledo, Naa pia’ (yo mismo), autorretratos, del pasado 6 de mayo. El autorretrato es una forma del desnudo, dice el artista juchiteco. El hombre trabaja incansablemente su propuesta plástica a los 77 años de edad, en algún momento de su comparecencia ante los medios menciona a Rembrandt, el autorretrato de un viejo expuesto en Colonia, y de como él, Toledo, viajó en su juventud para llegar a ver esa pieza.
Toledo lo sabe, ahora más que nunca se necesita inyectar el ánimo por el trabajo a la comunidad artística. El daño causado por los políticos es inmenso, todo lo llevaron al tráfico de sus intereses, el pleito por el poder, incluido el arte; para las nuevas voces, las generaciones de jóvenes que realizan su trabajo individual o colectivo, la búsqueda artística, resulta difícil permanecer sin referenciarse con eso vigente podrido, infecto.
Los políticos y el crimen organizado, la misma inercia. ¿Cómo salir de esa referencia? En Oaxaca, en el país, hay gente joven que trabaja ilusionadamente su propuesta artística; hay gente mayor desilusionada del medio cultural y de su propia propuesta. Hay jóvenes que desertan del arte, emprenden negocios. Hay viejos que se jubilan en tanto Toledo muestra a un niño comprometido con su propio juego, pintar como forma de resistir el mal, la enfermedad, la tristeza; el mal gobierno y la apatía social.
Fin de la conversación
Fotografía de Francisco Toledo: CORTESÍA DE OAXACA MEDIA/ Rocío Flores