OAXACA, Oax. (sucedióenoaxaca.com).- Se llama Daniel Hernández pero en el ámbito del ajedrez es mejor conocido como “El Monstruo”.
El sobrenombre le viene porque cuando se coloca frente a un tablero siembra el terror. “Mucha gente quiere jugar conmigo por mi estilo que dicen es medio extraño, porque no sigo las reglas básicas. Siempre me piden la reta, eso me gusta, pero luego termino agotado”, expresa el jugador de 22 años, integrante del Club de Ajedrez del Zócalo de esta ciudad.
El pasado viernes, “El Monstruo” llegó a la Biblioteca Profesor Ventura, en la colonia Emiliano Zapata de la agencia municipal de San Martín Mexicapan, donde participó en un juego de exhibición contra maestros y alumnos del Taller de Ajedrez de la Escuela Primaria “5 de Mayo”, turno vespertino.
“No hay ningún oponente pequeño”, dice el ajedrecista que acude todos los días al zócalo a practicar la disciplina que adquirió desde los 14 años.
Relata que inició en el llamado deporte-ciencia hace ocho años, en la Secundaria Técnica 106 de San Martín Mexicapam, donde su profesor de matemáticas lo motivaba dejándolo jugar con el tablero si se apuraba con los ejercicios de la clase.
En poco tiempo, gracias a su gran afición por el ajedrez, se convirtió en uno de los mejores de su escuela, donde se organizaban torneos en los que a veces no ganaba porque lo traicionaban los nervios.
“Una vez estábamos en un torneo de la escuela y todo iba muy bien porque los compañeros estaban en clase, pero justo cuando a mí me tocó jugar, contra una niña, sonó el timbre del recreo y llegaron todos los alumnos a ver el juego, esa presión de que todos me estaban viendo me puso nervioso, me distraje y me ganó mi oponente. Mis amigos me hacían bullying porque me había ganado una mujer”, recuerda “El Monstruo”.
Sin embargo, el ajedrez se convirtió aquellos días en su pasión y desde entonces no ha dejado de entrenarse pues aspira es convertirse en campeón estatal.
Relata que después ingresó al Conalep donde estudió la carrera técnica de informática, lo cual le llevó a meterse de lleno al internet donde encontró una infinita gama de información para entrenarse de forma autodidacta. De aquellos tiempos, recuerda que fue invitado a un torneo en Juchitán, donde aunque les ganó a todos sus contrincantes no se llevó ningún premio.
“Cuando llegué al torneo vi que a todos les dieron una tarjetita, pero a mí no. Cuando el maestro que me llevó preguntó por qué, le dijeron que porque no había enviado mis documentos de inscripción. Para qué vine entonces, me dije. Me propusieron que participara en los juegos de exhibición. Acepté. Les gané a todos, pero como no estaba inscrito no me dieron ningún premio”.
“El Monstruo” comenta que su forma de entrenamiento consiste en jugar y estudiar ajedrez todos los días. Su padre quería que fuera arquitecto, pero él sólo quiere jugar ajedrez. La emoción que le produce tener un contrincante en frente es adictiva, admite. “Me emociona que a ellos les emocione jugar. Me contagio de la emoción del oponente”, dice.
Aunque ha participado en muchos torneos, no recuerda los nombres de la mayoría. Su triunfo más reciente sucedió en 2016 cuando quedó en segundo lugar en un encuentro organizado por una fundación cuyo nombre se le olvida, en el que participaron los 10 mejores ajedrecistas de Oaxaca y varios niños prodigio. Ahí le ganó al ex campeón estatal Martín Zamora.
Pero lo que nunca olvida son sus jugadas y las de su contrincante; es capaz de retroceder un juego completo para reconstruir el jaque mate al que somete a la mayoría de sus retadores.
Revela que muchas veces entrena jugando con otra persona sin tablero, mentalmente. “Por ejemplo, una vez venía caminando del zócalo al puente Valerio Trujano con un amigo y mentalmente estábamos jugando, todos los movimientos, los de él y los míos sólo en la mente, y le gané”.
Daniel Hernández se encuentra en un nivel de 1,000 puntos, en Oaxaca el ajedrecista más alto es Braulio René Castellanos con 2 mil 149 puntos, lo que significa que aún tiene un trecho por delante pues su próxima meta es ser campeón estatal y de ahí participar en torneos nacionales.
Mientras tanto, disfruta ir a comunidades y escuelas a enseñar ajedrez y sentir la adrenalina que le provoca estar frente a un tablero y un adversario. “Siempre me emociona ver al oponente, ya sea un adulto o un niño, emocionado por jugar ajedrez. “, concluye.