OAXACA, Oax. (sucedióenoaxaca.com).- Cuando llegó por primera vez al Instituto Intercultural Calmécac, David tenía seis años y era, como dice su maestro, Nathanael Lorenzo Hernández, “un chamaco guerrista” que le encantaba andar haciendo ruido con las percusiones.
“Dénle algo a ese chamaco para que toque”, ordenó el profesor, y sus compañeros le entregaron un güiro. Ése fue su primer instrumento dentro del Calmécac, y su bienvenida oficial a la institución situada en San Juan del Río, donde posteriormente aprendió a tocar la tarola, el bombo, las sonajas, el pandero, las campanas y el yembé, hasta que descubrió… la flauta.
Hoy, David Emanuel Hernández Martínez, nacido en San Juan del Río Tlacolula, tiene once años, ha dejado de ser el niño travieso para convertirse en un naciente maestro de la flauta.
“Ese chamaco no se detiene ante nada” dijo el maestro Nathanael a la madre de David, Luz María Martínez, pocos meses después de que su hijo ingresó al Calmécac.
“¿Que no te cansas de tocar?” preguntaba en ocasiones Luz María a David, quien no dejaba de ensayar aunque fueran las doce de la noche, a lo que el pequeño solamente respondía con la cabeza que no, y seguía tocando.
“Siempre le llamó la atención la música”, relata doña Luz María, “tocaba lo que encontrara y que sonara como tambor: una lata, un bote vacío de pintura, lo que fuera. Hasta que llegó a la Banda. Fue el primer niñito que llegó pero nada más andaba dando lata, hasta que lo puso a tocar el maestro”.
A cuatro años de haber adoptado a la flauta como su compañera permanente, siempre la trae en el morral, David Emanuel Hernández Martínez ha logrado avances notables en su ejecución, y después de tres años con la Banda del Instituto Calmécac, ahora se prepara arduamente para presentarse en su primer concierto como solista a mediados de este año.
En este entrenamiento ha sido esencial el apoyo de su mamá, su papá y su hermana; así como el interés del maestro Nathanael por acercarle a flautistas de la talla de Horacio Franco para que alcance el nivel necesario.
David asegura que a sus once años está resuelto a dedicarse a la música. Otros compañeros suyos que comparten su convicción, se han ido a otras ciudades a profesionalizarse. El más reciente es Osvaldo Hernández Pizarro, de la comunidad de Zoogochi, quien ha emigrado a Morelia, Michoacán, a realizar estudios de trompeta. Y otros más han optado por carreras como Gastronomía o Ingeniería.
Hace algunos días, David tuvo la oportunidad de tocar frente a la Presidenta estatal del DIF, Ivette Morán, quien le ofreció su apoyo para la compra de dos flautas de madera, ya que a la fecha toca con instrumentos de plástico que le compraron sus padres.
Cuenta la madre de David que la primera vez que lo escuchó tocando como flautista con la Banda del Instituto Calmécac se emocionó tanto que hasta lloró. ¿Qué será cuando vea y escuche a su hijo tocando solo un concierto como flautista?